Limasa vuelve a ser noticia justo antes de las vacaciones. El alcalde pactó con el comité de empresa que sacaran adelante un convenio que empeora las condiciones laborales y económicas de sus trabajadores respecto al anterior vigente. A cambio Paco de la Torre les concedía la conversión de 120 contratos temporales a fijos. El comité de empresa en funciones consiguió que se aprobara con más del 80% de los votos, gracias dos trampas o falacias: la primera, vincular la municipalización de la empresa con el beneplácito a ese pacto laboral; y la segunda, celebrando una asamblea en la que se mostró dicho convenio a través de una pantalla, sin facilitarle a nadie el documento con anterioridad.
De esta forma los trabajadores se tragaron, entre otras cosas, la modificación de sus vacaciones, que han sido preavisadas de forma irregular, con menos de 60 días de antelación, como exige el Estatuto de los Trabajadores, sin que el comité haya denunciado nada. Pero quiénes son los 120 beneficiados con esa fijeza laboral. Dejando a un lado el bochorno que están provocando algunos representantes sindicales que se insultan e incluso llegan a las manos intentando colocar a su mujer o a su cuñada, el criterio lo aprueban, de forma paritaria, empresa y comité. De la Torre había dejado caer meses atrás que sería por antigüedad. Pero, ahora que que su amigo Belmonte se ha ‘portado bien’, y le ha sacado adelante su convenio —el del alcalde—, lo normal sería que ‘su Paco’ —el del comité— les regalara unos cuantos puestos fijos.
La operación de enjuague ya está en marcha: solo hay que poner por delante a unos cuantos trabajadores por antigüedad, a modo de pantalla, y la mitad o más, con el criterio de días trabajados, que es la forma en la que el comité y empresa pactan en la sombra a quiénes le dan más jornadas laborales, adelantando así en la bolsa a otros compañeros que llegaron antes a Limasa. El plan debe perpetrarse antes de que la empresa sea completamente municipal, porque hacerlo después sería un escándalo que se tragaría exclusivamente Paco de la Torre.
Por cierto, las demandas de reclamaciones de cantidad siguen vivas, a pesar de los esfuerzos de algunas secciones sindicales, que parecen más empeñadas en defender órdenes o intereses de alcalde y socios privados, que los de los trabajadores que supuestamente representan.
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