Los partidos en el Gobierno de la Junta de Andalucía han presentado por fin sus Presupuestos. Seis meses después de las elecciones andaluzas y casi cinco desde que Juanma Moreno tomó posesión, el Ejecutivo blaunaranja ha hecho unas cuentas para lo que queda de año. Obviamente este primer cómputo de números no debería ser el más importante del Gobierno de Juanma Moreno, pero sí puede leerse en clave de intenciones. Y es ahí donde deberíamos utilizar otras acepciones del término “Presupuestos”.
Un presupuesto puede ser una forma de suponer: y en esa clave les recuerdo que hace tan solo unos meses los populares invadieron las redes con el hashtag (o etiqueta) “Juanma lo haría” para contarnos lo que supuestamente llevarían a cabo si gobernaran en la Junta. Ahora les dirán que una cosa es jugar a tuiteros y ‘trending topics’ y otra, bien distinta, gobernar.
Por otro lado, la palabra presupuesto puede tener la acepción de sospecha y si ustedes albergaban alguna, ya están los populares y naranjas para repetirles aquello de que no es lo mismo predicar que dar trigo: así que donde dijeron CHARE en Málaga Este dicen ahora “¡Hasta luego, Lucas!”.
Hasta ahora, los nuevos huéspedes de San Telmo han estado viviendo de unos éxitos que les llegan por la inercia del anterior Gobierno. Pero, de facto, lo que se puede intuir es una brutal modificación de la estructura administrativa andaluza sustituyendo allí donde pueden la gestión pública por la privada, ya sea vía concierto, licitación o una estructura mercantil que escape del corsé o marco legal, según se entienda, del Derecho Administrativo.
No se asusten: vamos a ver postergar u olvidar muchas de la reclamaciones y exigencias que los mismos protagonistas hacían al gobierno anterior. Es lo que tiene gestionar la realidad y descubrir que en la oposición estaban en el País de Nunca Jamás. Y todo ello dando por hecho que la ‘ultraderechita’ supuestamente valiente acabe bajándose los pantalones y desista de su enmienda a la totalidad con la que han querido hacerse ver a través de los medios al grito de: “¡Seguimos aquí! ¡Existimos y somos relevantes!”.
Termino. Déjenme que mire debajo de la mesa… No, no está aquí Juan Cassá. Confiemos en que aparezca pronto. Buenas noches.
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