Me decía una amiga esta mañana que, si quiero que este Arde Troya sea 'trending topic', debería hablar bien de alguien.
Pensé hablar bien de ‘los políticos’. Pero generalizar en ese caso también sería terriblemente injusto. Así que, ¿por qué no hablarles de la acera de enfrente? No se asusten, de la de enfrente de los políticos: de los votantes. Los electores o votantes somos los que siempre acertamos. Los que sabemos casi siempre de todo y cuando no sabemos de algo siempre recurrimos a nuestro sentido común natural o al refranero popular.El votante es esa persona que sabe criticar, pero a la que no le debes preguntar en profundidad sobre la solución de los problemas reales, porque ellos no están para eso.El votante es, además, sin duda alguna, una especia superior que a menudo desprecia a sus semejantes cuando no eligen lo mismo que él. En ese caso, los otros votantes no merecerían serlo o, al menos, su voto no debería valer lo mismo.
Ahora además, en esta temporada de Primavera-Verano se llevan los votantes de la ira: esas voces tremendamente irritadas cuya indignación se satisface votando a los enemigos de lo que detestan. No se trata de utilizar la inteligencia para votar. Eso no se lleva. Solo se trata de rechazar una realidad compleja para la que no se tienen soluciones fáciles. Así que mejor que sus elegidos simplifiquen con sandeces o insulten.
A todos estos votantes también se le podríamos dedicarles una novela y regresarlos del País de Nunca Jamás, para no parecer, como parecemos muchos, con demasiada frecuencia, ‘peterpanes’ inmaduros. Y ahora cierren esta columna con 'Un millón de amigos' de Roberto Carlos de fondo musical.
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