Los pantanos de la cuenca hidrográfica Guadalete-Barbate están a la mitad prácticamente de su media de los últimos diez años. Sin embargo, por ahora no se habla ni se sequía ni de restricciones para el consumo humano y el riego de cultivos Actualmente las reservas son del 38,4 por ciento, con 628 hectómetros cúbicos, frente al 68,03 por ciento de diez años (1.123 hectómetros). Aunque todavía no se habla de sequía, los embalses afrontan uno de sus peores años. Las razones son obvias, fundamentalmente la falta de precipitaciones.
Como ya es sabido, el embalse de Arcos goza de un cien por cien con sus tradicionales 14 hectómetros cúbicos, lo cual permite la celebración de deportes náuticos y el baño recreativo en la playa de El Santiscal. Sin embargo, el de Bornos está en un raquítico 25 por ciento con tan solo 50 hectómetros cúbicos, siendo su capacidad máxima de 200 hectómetros. Su media de diez años es del 58,40 por ciento (116 hectómetros). El de Bornos es el pantano de la cuenca hidrográfica en peores circunstancias respecto a sus reservas acumuladas. La situación no parece tan drástica en el de Guadalcacín, que está al 40,63 por ciento de su capacidad, almacenando 325 hectómetros. Su media de diez años es de casi un 68 por ciento, por lo que se encuentra 20 puntos por debajo de lo que está considerado como normal.
El embalse que se encuentra aparentemente en mejor situación es de Los Hurones, con un 68,15 por ciento (92 hectómetros), cuando su media de diez años es del 71,19 por ciento (96 hectómetros cúbicos). Aunque la situación de los embalses de la cuenca Guadalete-Barbate no es precisamente favorable, por ahora la autoridad no habla de restricciones que afecten tanto a la agricultura como al consumo humano.
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