“Yo venía andando de San Pedro para partirnos la cara jugando”

Publicado: 23/03/2021
El monitor de fútbol Juan Serrano Vidal "Pejeta", repasa sus vivencias y ya prepara una nueva edición del partido navideño "Los Amigos del Pejeta"
El equipo cadete B del AD Arcos jugaba el pasado sábado 20 de marzo en el Estadio Antonio Gallardo uno de los partidos correspondientes a la liga provincial de fútbol de la Cuarta Andaluza grupo 2º, que debía haberse disputado en la tercera jornada del campeonato. La cosa no acabó como se esperaba para los pupilos de Juan Serrano Vidal ‘Pejeta’, uno de los monitores más veteranos (15 años) del panorama futbolístico local y organizador en Navidad del partido que juegan ‘Los Amigos del Pejeta’.

Este encuentro de carácter amistoso reúne cada Navidad en el recién nombrado Estadio Antonio Gallardo a la flor y nata del fútbol arcense, protagonizado por los futbolistas de Arcos que juegan en equipos de diversas categorías y competiciones, la 'crème de la crème' del fútbol local. Pero no todo es de color de rosa. En el partido de su cadete, las cosas no salieron como Juan deseaba y se le veía como a un león enjaulado dispuesto a dar un zarpazo mortal a todo el que se pusiera a su alcance. Nos jugamos el tipo, pero mereció la pena. El león no es tan fiero como lo pintan o como él quiere aparentar.  ¿Cómo ha estado el partido?

–Bueno, pues al nivel que conlleva la categoría, más bien cortito porque son zagales de primer y segundo año ligados. Ha sido un partido peleado en igualdad de condiciones y se ha decantado por el equipo que ha tenido más la pelota, cosa que, a mí, a día de hoy, me cuesta, pero la temporada es larga y a ver si consigo al final de la misma que movamos un poco el balón, que es por lo que yo me caracterizo en el fútbol y en los equipos que cojo. A pesar de que son cadetes, me está costando más que con niños de edades más bajas. Pero bueno, donde no hay no hay, y si se puede sacar algo y que esté en mi mano lo voy a hacer, pero tiene que haber compromiso.

Nos dicen que llevas poco tiempo al frente de este equipo...

–En principio, el equipo no me correspondía a mí, la verdad sea dicha, sino un benjamín, pero el monitor que entrenaba al cadete lo tuvo que dejar y me lo asignaron a mí. Yo no me niego a nada, evidentemente, y tengo mi nivel de trabajo, lo que no puedo hacer es trabajar a un nivel alto con un grupo de nivel bajo. Gracias a Dios, tampoco me exigen resultados, pero lo paso un poco mal por la edad que tienen y el poco compromiso que les veo a los jugadores. No sé en manos de quién han estado antes, pero desconocen muchas facetas del fútbol a esta edad y eso, para corregirlo ahora, es más complicado.  

¿Y no hay motivación? ¿Cómo ves a los chavales?

–En principio, sí. Llegan bien y animados, pero empieza el partido y se les hace un mundo, no quieren la pelota... cosas propias de la categoría, que tampoco requiere mucho, pero es lo que hay y lo que ha tocado.

¿Cuántos equipos llevas por delante esta temporada?

–Este año, por el asunto del Covid-19, no se han hecho ligas internas por parte del CEDIFA, por lo que todos los equipos que han entrado en competición son federados y no hay opción a un segundo equipo.

Te veo un poco disgustado…

–Perder no es agradable y tampoco es que mi equipo haya hecho un gran partido porque si pierdo jugando bien me voy satisfecho, pero es que no puedo ver la misma imagen partido tras partido. Yo estoy cambiando la forma de trabajo y veo por parte de ellos interés y compromiso cero. Eso llega un momento que llega a aburrir.

Pero, ¿tú no te vas a aburrir, supongo?

–Yo estoy curtido en mil batallas, pero me siento un poco mal porque pienso que con la edad que tienen y que en la categoría no se exige mucho, no es aceptable que se mantengan en el nivel que están. Vamos a progresar, a divertirnos. Es que no se divierten en el campo, no pasan la pelota. Luego los ves entrenando conmigo y lo hacen perfecto: conducen, cambian de orientación... lo que hay que hacer en el fútbol. Luego llega el partido y no quieren la pelota, algo que no entiendo de este grupo. De hecho, he puesto el partido en el Antonio Gallardo por lo mismo, para que tengan más espacio, pero siguen en las mismas. Es lo que ha tocado, Manolo.

No será por instalaciones, material, facilidades... ¡Cuánto hubiésemos dado en nuestra juventud por habernos calzado unas botas de tacos en un campo de césped como este y de primeras marcas!

–Como las que se calzan ellos. ¡Poco verdad! Ha cambiado mucho el fútbol y tampoco lo aprecian ellos como lo hacíamos nosotros. Yo venía andando de Jabonería Vieja o de San Pedro hasta el Antonio Barbadillo, que entonces era de albero aunque casi nunca tenía y estaba más duro que una piedra, y nos partíamos la cara con unas Tórtolas rotas (una antigua marca de deportivas). Son los tiempos de ahora.

La pandemia también ha afectado mucho el trabajo vuestro, ¿no?

–En realidad, sí, porque ha habido ciertos parones que te hacen parar cuando vas cogiendo el ritmo, lo que te obliga a jugar partidos atrasados a destiempo. Hay que adaptarse a las circunstancias y menos mal que han calificado el deporte como algo esencial y se supone que ya no parará más, supongo.

¿Cuáles son los objetivos que os señalan?

–Lo que es la Escuela Deportiva Municipal: formación, educación en valores y poco más. Si quedas del quinto para arriba, bien, aunque un último tiene que haber siempre y si me toca a mí, me tocará, pero voy a procurar que no sea así, eso está claro. Ya exprimiré a los chavales lo que yo pueda, no hay más.

¿Y los padres?

–Ellos siempre están a la altura porque son conscientes de lo que hay. A día de hoy, no he tenido ningún tipo de problema en los 15 de mi trayectoria deportiva porque yo les hago ver lo que hay y cuando me tienen que corregir algo, yo los escucho con toda educación y no hay problema.

¿Qué pasa con el partido de Los Amigos?

–Tengo en mente hacer algo para darle un modesto homenaje a Dani Zúñiga con los antiguos veteranos y con compañeros suyos de entonces, para brindarle una sincera y emotiva despedida del fútbol activo. Me encargaré de que reciba un homenaje que se merece como nadie. 

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