El jardín de Bomarzo

Mañana será otro día

Termina la alarma en estado. Nadie imaginaba cuando todo empezó que esta crisis sanitaria y económica iba a cambiar tanto el orden de nuestras vidas

Publicado: 19/06/2020 ·
13:47
· Actualizado: 19/06/2020 · 14:47
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Bomarzo

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"Estoy cansada de decir qué maravilloso eres a hombres que son idiotas y no tienen la mitad de inteligencia que yo tengo. Estoy cansada de hacer ver que no sé nada y, así, los hombres podrán decirme las cosas y sentirse importantes mientras lo hacen...". Escarlata en Lo que el viento se llevó -1939-.

Termina la alarma en estado. Nadie imaginaba cuando todo empezó que esta crisis sanitaria y económica iba a cambiar tanto el orden de nuestras vidas, la manera de comportarnos, de no tocarnos, ese miedo al contacto que vino para quedarse. Termina el estado en alarma, que no el temor, ese se quedará todo el verano paseando por calles, plazas y playas porque es fundamentado el augurio de un rebrote y para eso no paran de mostrarnos imágenes de personas sin mascarillas a modo de denuncia cuando hace bien poco no eran necesarias más allá de cuando viajabas en metro. Terminada la alarma del estado, se avecina el momento de mirar hacia atrás sin perder la vista al frente, de recolocar bulos y mentiras y verdades, de intentarlo al menos, antes de afrontar la dura brecha que social y económicamente este virus ha inyectado en una sociedad en absoluto acostumbrada a afrontar algo así y que estos días, casi sin ser consciente, afronta el inicio de un deambular por el desierto que nadie sabe cuánto durará, a qué distancia hay un oasis, si lo hay, si el abastecimiento acumulado es el suficiente o si, ojalá y abrazando la versión optimista, no es más que una alta duna y, tras ella, asomarán campos de mieses, qué bonito está el campo cuando florece... -no habrá ferias este año y eso termina por confirmar que el presente será recordado por mucho tiempo como uno de los peores años de nuestra vida-. La versión negativa habla de un ciclo completo de varios años y un cambio radical en determinados sectores de negocio que, inevitablemente, arrastrará a mucha gente.

De todo lo vivido se analizará y escribirá mucho. Quedan datos por conocer, responsabilidades que determinar, pasaremos años escuchando teorías de todo tipo y análisis del comportamiento social y político. Una de las primeras cosas que ya están saliendo a la luz es la facilidad con la que, sobre todo PP y VOX, consiguieron convencer a un gran número de españoles sobre la famosa frase acuñada sobre el mando único, quienes no leían el BOE -la mayoría del pueblo- lo creyó, todas las competencias las asumía el gobierno y, por tanto, eran los responsables cuando la autoridad sanitaria eran las comunidades autónomas y ellas eran las responsables de la gestión de hospitales, de los protocolos de atención a los enfermos, del abastecimiento de mascarillas, respiradores, de a quienes se les hacía test y a quienes PCR, de los datos de los contagiados y muertos y de la gestión de las residencias de mayores. Han tenido que empezar a salir sentencias y archivos de denuncias contra miembros del gobierno central para que nos enteremos que estamos en un Estado con una Constitución que garantiza las competencias de las comunidades autónomas, que un estado de alarma no puede hurtar. Quizás lo que se puede concluir es que este sistema de reparto competencial entre administraciones ni lo conocen los españoles ni lo entienden y, sobre todo, no funciona ante situaciones críticas sufridas en todo el territorio español. Otra conclusión es la facilidad con la que se manipula a la opinión pública porque criminales de la pandemia no ha habido nadie y corresponsables de la gestión han sido todos los gobiernos, desde el central por su falta de previsión, la demora en tomar decisiones al principio y el cúmulo de errores y marcha atrás cometidos, junto a los autonómicos, por todas las competencias y la responsabilidad de ellas derivadas.

De Colón a Escarlata. Llama la atención como cada vez son más habituales los debates estériles, quizás sea porque esta sociedad también está necesitada de hablar de cosas sin sentido o porque, lo que es peor, dentro de ella hay colectivos en su capa social más superflua que no saben discernir más allá de la soberana gilipollez y eso viene a ser como un virus súper contagioso. A la necedad obligada de retirar de la parrilla de HBO Lo que el viento se llevó porque, aseguran algunos, fomenta la esclavitud como si cuando vieras la peli ante un bol de palomitas te entraran unas ganas irresistibles de tener en casa tres o cuatro esclavos negros, se suma la otra en Cataluña de Comú Podem al objeto de revisar la presencia de Colón en espacios públicos porque su descubrimiento generó sometimiento y muerte del pueblo indígena. Revisar hechos históricos desde la óptica de hoy es como mearse fuera del tiesto, terminas irremediablemente salpicado.

Nuestro Quijote es indiscutiblemente una obra maestra, pero si analizamos las numerosas mujeres que aparecen -Dulcinea del Toboso, Aldonza Lorenzo, Teresa Panza, entre otras- una gran mayoría podrían ser pasto de protestas feministas y, por ello, igual alguna feminazi propone cargarse el Quijote de las librerías. Cuadros como el de la Rendición de Breda de Velázquez no cumple con la norma de paridad, es más ni una sola mujer aparece, ¿por tanto machista? De Picasso se cuenta el maltrato que sometió a varias de sus parejas, pero a nadie se le ocurre retirar el Guernica del Reina Sofía. Y qué decir de biografía de insignes artistas, Miguel Ángel que estafó a un Papa y tuvo que exiliarse -¿borramos la capilla Sixtina?-. Dalí era simpatizante del fascismo -¿a la hoguera sus obras?-. También tenemos los circos romanos, donde se lanzaban a los leones a los esclavos y penados para espectáculo del pueblo, es más, Roma, al igual que tantas ciudades que mantienen ruinas romanas, ¿debería derruir todo atisbo de aquella cultura machista, esclavizadora y despiadada con tantos emperadores tiranos?  Si esta deriva insensata no se le pone freno y puestos a revisar: filmografía artística, pictórica, literaria o monumental que fomentan el machismo, la homofobia, la esclavitud y tantos aspectos negativos de la condición humana. El arte es transgresor y, por tanto, suele traspasar líneas rojas y lo que nunca se debe hacer es enjuiciarlo sin tener en cuenta el tiempo, tanto el que ha transcurrido como aquél en el que se produjo. Contextualizarlos. Lo que el viento se llevó es posiblemente racista, pero sin duda que una obra de arte del cine y, sinceramente, qué mujer no se ha sentido Escarlata en su "idearé algo para hacerle volver. Después de todo, mañana será otra día", u hombre Rhet Butler: "Francamente, querida, me importa un bledo". Hoy por esto igual, según el hilo argumental del abogado acusador, terminas en el calabozo con tres o cuatro delitos sobre la cabeza.

La cultura del doble rasero en la que vivimos está en auge, poblada de bobos y bobas y, lo peor, con un público que compra con facilidad los discursos elaborados y dirigidos. Doble rasero en la política es algo habitual, con la pandemia ahora lo hemos vivido. Es la manipulación de la información sin límites, el generar debates muchas veces innecesarios como este de estos días de colectivos radicales que pretenden poner en entredicho la historia y el arte y, quien sabe, fomentar una hoguera donde al estilo de la santa inquisición quemar obras, cuadros, filmes, toda la literatura transgresora; en definitiva, el auge de la mediocridad a lomos de la globalización. Pero siempre nos quedará Escarlata...: "Señor, no es usted un caballero", a lo que Rhet contesta: "Ni usted una dama. No se ofenda. Las damas no tienen ningún atractivo para mí". Pues eso.

Bomarzo

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