La hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Arcos ha vivido uno de sus días grandes del año a propósito de la celebración de su tradicional besapié. Con tal motivo, la iglesia de San Agustín abrió sus puertas a primeras horas del primer viernes del mes de marzo, como se he hecho de toda la vida, para recibir una auténtica avalancha de creyentes, devotos, feligreses, hermanos y de los incondicionales del Padre de Arcos. La sagrada imagen, expuesta al culto delante del altar mayor, fue objeto de un incesante desfile de personas que acariciaron las plantas de Nuestro Señor e incluso las besaron en una demostración de fe. En este sentido, la hermandad que dirige Manuel Padilla Pajuelo no ha establecido protocolo alguno con motivo de la propagación del coronavirus como se ha hecho en otros conocidos besapiés, dejando en este sentido la decisión a cada persona en su sentido de la responsabilidad.
Durante las primeras horas del día destacó la presencia de personas mayores, entre ellas se pudo ver al legendario hermano mayor Manuel Camacho. También se acercó al recóndito templo el pregonero de la Semana Santa de este año, Antonio Jaén Sánchez, quien manifestaba que su reencuentro con el Nazareno es un momento de reflexión sobre las personas que han pasado por el templo y un motivo inspirador para su pregón oficial.
Las hermanas Almudena Pajuelo y Ana Macías, entre otras, atendieron al público desde una mesa situada junto al altar, donde los fieles tuvieron ocasión de hacer un pequeño donativo para la hermandad. Otras se acercaron a Cristo portando ramos de flores en señal de admiración.
El silencio, la oración, el respeto y la devoción marcaron una jornada que en Arcos es sinónimo de fe.
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