Manuel Senra y la influencia de Internet en la ortografía y gramática

Publicado: 29/01/2016
El escritor presenta este sábado su nuevo libro en Arcos
El escritor arcense Manuel Senra presenta este sábado su libro sobre ortografía. A las ocho de la tarde en la capilla de La Misericordia. Manuel Senra es autor de libros de poesía y como siempre que vuelve a su pueblo gusta de rememorar sus primeros contactos con la literatura y reverdecer su amistad con los poetas de Arcos, especialmente con Antonio Murciano, que será el encargado de presentarle en el acto. De todo eso hemos hablado para los lectores de ‘Arcos Información’.

Vuelve usted a Arcos a presentar un nuevo libro, pero esta vez de gramática. Cuéntenos, por favor...
— Así es, aunque no exactamente. Es cierto que el día 30 presentamos en mi Arcos querido la ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA (actualizada). Y seguidamente aclaro que la ORTOGRAFÍA contiene una parte de la Gramática, para así completar elementos que van íntimamente unidos a ella. Por ejemplo, han salido de la corriente gramatical tres preposiciones: cabe, según y so (curiosamente, según esa la única tónica de todas las preposiciones). Y han entrado durante y mediante. Visto esto, estará usted conmigo en la importancia que tiene el incorporar otras partes de la oración, para mejor tener a la vista el campo de las erratas. También por desterrar ciertos tópicos, como ese de que no se pueden escribir más de dos preposiciones seguidas. (Salió de por entre los árboles): ahí tiene usted un ejemplo. O bien la infinita importancia de los verbos, etcétera.

¿Cree usted que nuestra Lengua necesita de una constante limpieza, fijación y esplendor, por utilizar el lema de la Real Academia?
— ‘Limpia, fija y da esplendor’  es, en efecto, el lema de la Real Academia de la Lengua Española, a la que cabe el honor y el esfuerzo de manejar las palabras, del mismo modo que el galeno usa el bisturí con sus enfermos, aunque nunca estuvo tan alejada una cosa de la otra. Las palabras se asemejan a los seres vivos, están muriendo y viven permanente renaciendo. Surgen unas nuevas al tiempo que se pierden otras. Este es el ciclo, y en esos ciclos trabajan los académicos con voracidad lingüística. Por eso tienen la casa tan limpia.

¿Hace mucho daño la escritura rápida, por ejemplo con los mensajes SMS o los wassap?
—Intentaré centrarme en su pregunta, pues no debemos engañarnos. Fíjese. Se está ganando en progreso, en la salud y, con esa buena salud, la media de edad de vida tarda más en llegar. Pero  hemos de abrazar la filosofía de la vida, que consiste en hacer bien las cosas. Será quizá porque se acumula, o acaso se va muy deprisa: cuando ya hemos aprendido una cosa, pues enseguida llegan otras empujando. Lo que hace que simplifiquemos, que retrocedamos y así "aprender" más fácilmente. En cierto modo, así se actúa en la mayoría de los trabajos que aprendemos. Y lo muchísimo bueno que tiene Internet, tendemos también a simplificarlo, de modo que, de alguna manera, claramente  nos invita a hacerlo.  Decimos <<quiero "q" vengas>>, en lugar de <<quiero que vengas>>. Decimos "porfa", en lugar de por favor, tui, en vez de mensaje etc. Sinceramente, esta especie de terrible apocopado forzoso no creo que tenga remedio. Y eso que, gracias al corrector rojo, por ahora se van salvando muchas erratas, que si no..., iríamos listo.

Lo presenta a usted un escritor de lujo, Don Antonio Murciano. Todo un honor, ¿no cree?
—La persona de Don Antonio Murciano, así como a su obra poética y su exquisito don de flamencólogo, le tengo un respeto infinito. Es posible que sea el arcense (o arcobricense) que más veces me viene a la memoria. Y tiene su porqué. No sé si usted lo sabe, pero cuando yo andaba estudiando magisterio, como a la vez hacía las prácticas, yo era el ayudante de Don  Carlos Burguillo, otro gran hombre, otro gran monstruo de la enseñanza, del que aprendí pedagogía para mi Magisterio con la misma intensidad que me auto-enseñé a fumar. Pues bien: entonces era Don Carlos el director del pequeño centro escolar de El Pósito. Y sé si fue al principio o algún tiempo después, el caso es que a mí me daba que mi manera de trabajar con los niños le ofrecía confianza. Pues al poco tiempo de llegar, ya me dejaba, incluso días enteros solo, llevando una clase, variada, de no menos de 40 niños. Y como usted sabe, El Pósito está frente a la casa de Antonio Murciano, a unos veinte pasos. Entonces, con uno de los niños –era casi siempre el mismo- le enviaba uno o dos sonetos (los de la última hornada) y él le daba al niño lo que tuviera corregido. De vuelta el niño, con el papel en la mano, leía enseguida las correcciones. Y Antonio Murciano, que analizaba y valoraba mis sonetos como si fuesen de Quevedo, es decir, primer cuarteto, segundo cuarteto, primer terceto, segundo terceto. Bien, mal, regular, bueno. Y así. Nunca se cansó. Ni yo tampoco, claro. Después, muchas veces, hemos hecho juntos cosas de poesía en Sevilla.

¿Y su producción poética cómo va?
—He de decirle que una vez obtenidos algunos premios, ser finalista del Premio de la Crítica de Andalucía y haber publicado cuatro libros, he hecho un receso y ahora me hallo embebido escribiendo artículo y cortos ensayos. Intento escribir la mejor prosa posible y doy alas a la creatividad. Ya me prejubilé como director de Banco, de modo que a hacer lo mejor que se me vaya dando. Sin más ambición que hacer algo bueno, sin pretender, necesariamente, nada. Saliendo cada día con el mejor paso. ¿Qué le parece?

¿Se siente escritor arcense, con todo lo que eso implica?
—Mire, sepa que yo no voy por ahí lagrimeando. Pero cuando salí de Arcos hacia Sevilla, lloré. Piense que dejaba 20 años en el llano de la Caridad. De ese tiempo, terrible y bello a la vez, salió el premiado libro ‘Oasis prohibido’. Con toda mi infancia y adolescencia dentro.

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