Son primos hermanos de los grupos de Alcohólicos Anónimos que ya están en nuestra ciudad desde hace años. Es más, utilizan sus mismos pasos y tradiciones para superar su adicción a las drogas. Porque esa es la diferencia: mientras los alcohólicos se declaran impotentes ante el alcohol, ellos hacen lo mismo respecto a la multitud de adicciones a la droga que padecen.
Pero la heroicidad, la esperanza, el interés por parar esa enfermedad que desbarata sus vidas y las de sus familias, es la misma que en los alcohólicos. El otro día fui invitado por ellos para participar en una reunión abierta en la que anunciaban la apertura de un grupo en Arcos. El grupo, que han dado en llamar "La Paz", va a abrir miércoles y sábados, porque van a compartir el mismo local de Alcohólicos Anónimos, que a su vez se reúnen martes y viernes.
Los drogadictos arcenses, y sus familiares y amigos, tenemos así un grupo donde los seres que queremos y han contraído esa enfermedad, cuentan desde ahora con un faro de esperanza al que arrimarse, un pequeño edificio municipal donde acudir para compartir sus experiencias, sus sueños derruidos, sus esperanzas nuevas.
Siempre que acudo a una reunión de AA, o en la del otro día en NA, salgo con la misma sensación de angustia y esperanza. Angustia porque compruebo en directo lo horrible de estas enfermedades tan poco reconocidas pero que tanto dolor causan. Y esperanza porque no he visto nunca un afán de superación y un interés por superar las dificultades como tienen estos enfermos.
En estas reuniones se llora, se ríe, se presta el hombro para que el compañero se apoye y descanse su pesadumbre. En estas reuniones se ve la solidaridad en directo, el amor entre los seres humanos más allá de ideologías o intereses económicos.
Por eso es tan hermoso y tan noble que Arcos cuente desde ahora con uno de estos grupos. Estarán en el edifico bajo del Colegio "Vicenta Tarín", en la barriada de la Paz, los miércoles y sábados. Cuando paséis por allí esos días por la tarde, si veis la luz encendida, sabed que allí hay hombres y mujeres que están luchando heroicamente por superar sus adicciones. Y luchan con una sola arma: el afecto mutuo, la comprensión, el respeto. El buen amor, dicho bien y pronto.