Una expedición formada por doce trabajadores de Arcos en situación de desempleo ha podido sufrir una estafa en toda regla. Los afectados acordaron con una intermediaria de La Barca de la Florida marchar a Francia para trabajar en las campañas de la vendimia y posteriormente de la manzana. La intermediaria habría exigido a estos trabajadores el pago de 60 euros por supuestos gastos administrativos.
Los trabajadores viajaron a Francia, concretamente a una zona situada a unos 40 minutos de Dijon, donde lograron trabajar en la campaña de la vendimia, pero solo nueve días. Durante ese tiempo, a la espera de que la supuesta intermediaria apareciera por Francia como había acordado con los trabajadores, desempeñaron su labor profesional sin contrato alguno, ya que lo firmaron el último día de estancia en el país galo. La empresa contratante , de la que estos trabajadores no tienen la más mínima queja, cumplió su parte: los contrató legalmente y les pagó, en torno a diez euros por hora. Sin embargo, en nueve días el tajo se acabó y los trabajadores se vieron obligados a regresar a España, después de haber invertido un dinero en el viaje y en la estancia, además de haber pagado 60 euros a la intermediaria del contrato laboral. Así, regresaron en casi todos los casos con poco más de cien euros, superando claramente los gastos a los beneficios.
Cuando volvieron a Arcos no pudieron contactar con la intermediaria de La Barca; es más, fueron incluso a esta localidad en su búsqueda pero o no la encontraron o esta no quiso dar la cara... Estos trabajadores, según confirman tanto Francisco Iglesias como Rafael Gómez, aseguran que otros trabajadores han podido ser “engañados” por la supuesta intermediaria, que al parecer se dedica desde hace años a buscar empleo a otras personas fuera del país, ya que se habrían dado otros casos semejantes.
Según el veterano Francisco Iglesias, el más mayor de los arcenses desplazados a Francia, “nos fuimos con mucha ilusión y muchas ganas de trabajar. Lo de la vendimia fue cierto, pero cuando vimos que eran pocos días de trabajo contactamos con la mujer que nos envió, pero vimos que nos daba largas…. A partir de ahí vi que no había formalidad”. El mismo asegura que la intermediaria es una mujer con experiencia en este terreno porque ha estado muchas veces en Francia llevando a trabajadores españoles, de ahí que no entienda lo sucedido.
En el caso de Rafael Gómez, recibió la oferta laboral a través de unos primos que conocían a la intermediaria en cuestión, la cual le habría pedido formar una cuadrilla de trabajadores para marchar a Francia. De ella asegura que “ha ganado más dinero que nosotros sin tener que ir a Francia y sin trabajar”.
Los arcenses emigrantes decidieron regresar a España, aunque más de uno deambuló durante unos días por el país vecino buscando un empleo, lanzándose a la suerte sin finalmente atraparla.
Aunque la experiencia fue positiva para estos trabajadores durante los primeros días, el efímero contrato laboral ha dado al traste con sus ilusiones. Ya en España, de nuevo se han encontrado cara a cara con el drama del desempleo que tendrán que seguir viviendo forzosamente; eso sí, ahora con los bolsillos un poco más vacíos.