En román paladino

Eutanasia y residencias

Si de verdad preocupa el bienestar de las personas habría que preocuparse de los que viven y quieren seguir viviendo en condiciones aceptables

Publicado: 16/09/2020 ·
09:21
· Actualizado: 16/09/2020 · 09:21
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Los mismos que se rompen la camisa -escandalizados-  porque se pone en marcha una muy controlada proposición de ley de la eutanasia  no han puesto el grito en el cielo por un mal terrible que ha asolado a España en esta pandemia,  como es la situación de las residencias para personas mayores y las muertes allí producidas. La ley de la eutanasia  afrontará, en   este su tercer intento,  avalada por la petición de un millón de firmas, la solución a esta demanda.   Contará con estrictos  controles bioéticos y médicos para ponderar convenientemente los sufrimientos indecibles o la pérdida absoluta de  la personalidad del paciente que la solicita.  El sufrimiento,  debido a una enfermedad o padecimiento incurable, puede  afectar a la integridad física,  moral  o a la dignidad de la persona.  Cuando alguien experimenta ese sufrimiento inaceptable, que no ha podido ser mitigado por otros medios,  o  una enfermedad grave e incurable,  crónica e invalidante, causante de un sufrimiento fí́sico o psíquico intolerables la ley permitirá que se pueda recurrir a la eutanasia.

Durante los primeros meses de la pandemia la situación de los mayores en las residencias dio lugar a un panorama desolador, lacerante, deprimente y socialmente injusto. Ha sido el episodio más trágico de la larga lista de tragedias que ha deparado el covid-19.  No han existido, sin embargo,  movimientos humanitaristas potentes que hayan lanzado campañas  con peticiones presupuestarias y políticas para acabar con esta situación. Sí han salido  documentados reportajes periodísticos en los que se daba el detalle de los grandes grupos empresariales y fondos internacionales que son propietarios de  centros  donde han muerto más  de 20.000 residentes, es decir, el 67% de los fallecidos  por el covid-19, que  lo han sido en las residencias de mayores.

La misma hipocresía  se puede decir de las ayudas a la dependencia. Ayudas recortadas, demoras  eternas en su tramitación, listas de espera de decenas de miles para ser evaluados, insuficiencia en la dotación de medios personales y materiales  y  una asignación presupuestaria insuficiente que año tras año denuncian los defensores del pueblo español y andaluz.

Si de verdad preocupa el bienestar de las personas habría que preocuparse de los que viven y quieren seguir viviendo en condiciones aceptables. Ese es el reto. Más  atención a la dependencia y  al cuidado residencial y menos aspavientos con la eutanasia.

 

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