El cine español está como el país, jodido. En un momento en el que, probablemente, se estén produciendo los largometrajes más variados y de calidad de las últimas décadas resulta que la taquilla no acompaña, al menos no lo ha hecho en 2019, un año de gran asistencia a las salas de exhibición de nuestro país, en el que Almodóvar y Amenábar han estrenado sus últimos trabajos (y qué trabajos).
Las salas han recaudado más de 624 millones de euros en 2019, pero apenas 92 millones corresponden a la proyección de películas españolas, que han echado de menos fenómenos como los de Ocho Apellidos Vascos o Campeones. Este dato nos remonta a los niveles de recaudación de 2013 en cuanto a las producciones made in Spain.
Esto no es nuevo, porque parece que la industria del cine patrio siempre está en crisis. El problema añadido es el momento. Se aproximan nubarrones a las salas, debido a la presencia de las plataformas de contenidos audiovisuales. De momento, son las series las que han irrumpido entre los contenidos destacados de dichas plataformas digitales, pero algo está cambiando. Ya se estrenan largometrajes. El ejemplo reciente lo tenemos con El Irlandés, película de Martin Scorsese, que compite en distintas categorías de la próxima edición de los Óscar. Pero la amenaza no se queda ahí. El Imperio Disney ha situado siete películas entre las diez más taquilleras en España durante 2019. ¿Qué ocurrirá cuando Disney + decida estrenar sus largometrajes en su plataforma?
El sector ya ha superado varios retos: la piratería, los videoclubs, la subida del IVA, la crisis económica, pero ahora deberá afrontar los cambios de hábitos de los ciudadanos, quienes por apenas 10 euros al mes pueden acceder a la impresionante oferta de las multinacionales del entretenimiento. Superó aquellas amenazas, y probablemente lo volverá a hacer, pero las salas también tendrán que adaptarse, y que la bajada del IVA se vea reflejada, de verdad, en el precio de las entradas. También el legislador deberá proteger al sector, sobre todo, a distribuidores y exhibidores para que, como en otros países, exista la obligación de estrenar las pelis en su sitio, en el cine.
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