Esa frase fue famosa - profusamente proclamada, aunque a la inversa - y su autoría ha costado, o ha ayudado a que le cueste, al dicente, el andalucista Pedro Pacheco, años de cárcel. Ahora está en la boca de la gente tras conocer la opinión de la fiscalía del Tribunal Supremo pidiendo el archivo del caso del máster y demás títulos de alta velocidad del líder del Partido Popular.
Desde el primer momento Casado y su segundo, el premiado lanzador de huesos de aceitunas, han tenido claro - y así lo han publicitado - que todo lo que se le imputaba al presidente del PP quedaría en nada. Han acertado plenamente. No lo tenían muy difícil . Lo deberían saber de primera mano por la odiosa politización de la justicia en España, sobre todo en los altísimos niveles a donde acuden , por mor de los aforamientos, los que más mandan en España.
La justicia no es un cachondeo. Tampoco es una lotería. Muchas veces parece que la suerte o mala suerte depende del juez o magistrada o fiscal que le pueda corresponder al acusado y eso sí sería evidentemente la lotería, pero no sucede de esta forma en los segmentos altos de la justicia.
Ahí las presiones, las influencias, las recomendaciones y las promesas de recompensas en forma de alargamiento de carreras, vía cargos colaterales todos emparentados con el poder, causan estragos.
La justicia no es un cachondeo. Por eso unos están ufanos de su liberación procesal, al menos de momento, y otros imputados por el mismo caso. Las compañeras de Casado esperan imputadas que el Supremo archive el caso del máster a su compañero más destacado y listo para tirarse a la yugular jurídica de la juez Rodríguez-Medel que las imputa de cohecho impropio y prevaricación administrativa. La jueza no se repone del navajazo que el fiscal del Supremo de apellido Navajas le ha propinado sin siquiera una mínima anestesia.
Los presuntos delitos que la prensa aireaba, que podría costarle siete años de inhabilitación, ya le han supuesto siete botellas de Champagne francés - jamás de la tierra del 155- con lo que la presunción de inocencia ha ganado tantos enteros como el enfado y decepción de los sorayistas - especialmente de los andaluces que deseaban la hora de una rápida revancha. Tendrán que esperar o desesperar. Depende. Mientras tanto, la igualdad ante la justicia seguirá esperando.
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