Provincia de Cádiz

La tele es lava

El consumismo de sensaciones prima sobre el interés por comprender en gran parte del periodismo de catástrofe en televisión. Ése es el negocio

Publicado: 27/09/2021 ·
20:13
· Actualizado: 29/09/2021 · 13:45
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  • Volcán en La Palma. -

Según una investigación chilena, llevada a cabo por Regina Oyanedel y Claudia Alarcón, miembros del Consejo Nacional de Televisión, “el relato televisivo de la catástrofe se construye principalmente desde el dolor de las víctimas: su presencia corresponde al 49% del tiempo total destinado a las fuentes, quedando la presencia de fuentes oficiales con porcentajes en torno al 16%, y en el caso de los expertos, de manera marginal, en torno al 3%”.

Al analizar el tratamiento audiovisual, según el estudio citado en el artículo 'Catástrofes y periodismo: el relato, los escenarios, las interacciones y las necesidades prácticas y psicológicias de todos los implicados', firmado por Pepe Rodríguez, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Begoña Odriozola, del Área de Psicotrauma, en 2010, “se observa que los recursos más utilizados fueron la reiteración de imágenes (en el 48% de los casos); el uso de primeros planos (44%), ubicados espacialmente en un contexto de devastación material; un uso excesivo de adjetivaciones (en más del 30% de las notas de carácter dramático) y la presencia de banda sonora (sobre el 20% de las notas) asociada principalmente a melodías tristes”.

Diez años despúes y con la lupa sobre los medios audiovisuales españoles, el estudio 'Los relatos periodísticos de riesgos y catástrofes en las televisiones', de Españade Carlos Lozano Ascencio, de la Universidad Rey Juan Carlos; Marcia Franz Amaral, de la Universidad Federal de Santa María; y Esther Puertas Cristóbal, de la Universidad de Cádiz, arroja unas conclusiones parecidas. Por una parte, advierten de que “los tratamientos periodísticos de las situaciones de riesgo y de catástrofes generalmente se caracterizan por describir antes que por explicar lo sucedido” y, sobre los damnificados, apuntan que “los supervivientes, si los dejan hablar en los espacios públicos, tan solo manifiestan sus lamentos emocionales y preocupaciones inmediatas” y, por último, “la opinión de los observadores y expertos, a propósito de los sucesos catastróficos, no siempre es bienvenida, porque parecen juicios extraídos de la impertinencia y del lucimiento personal, cuando se trata del único tipo de discurso que realmente busca aprender de lo sucedido”.

Al respecto, el análisis apunta que casi la mitad de las noticias dedicadas a relatar el acontecer de riesgos y catástrofes (43,3%) no incluyen ningún tipo de testimonio y, casi en la misma proporción (40,7%), se incorporan experiencias personales de testigos presenciales o supervivientes; solo un 8,7% da la palabra a testimonios de personas expertas para abordar la información con una fuente más cualificada.

Todo ello nos lleva a concluir que la televisión tiende en gran medida a la integración de la tragedia “en discursos basados en la espectacularización de la realidad” aprovechando la rara fascinación del ser humano por el caos. Téngalo en cuenta la próxima vez que prenda el aparato, reciba un vídeo por Whatsapp, Facebook le invite a conocer si el volcán de La Palma generará un tsunami o escuche a la ministra Reyes Maroto hablar de la oportunidad del turismo en las islas afectadas. El consumismo de sensaciones prima sobre el interés por comprender. Ése es el negocio.

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