Lo que pudo ser un activo turístico de primer orden y absolutamente diferenciado de todos los demás de la comarca, aunque a fuerza de hacer provincia hasta se podría vender en esa oferta conjunta que tanto nombran los políticos, se ha quedado en un episodio entre el orgullo y la desesperanza mientras que otros pueblos pequeños, sobre todo de la Sierra de Cádiz, tomaron nota de lo que fue el Diez en San Fernando y llenan sus calles cada verano con recreaciones históricas.
En San Fernando, como es habitual, la fiebre llegó al 2010 y quizá al 2011 porque estaba ya encendida la mecha del Doce en Cádiz, que dicho sea de paso, tampoco fue lo que se esperaba debido a la crisis económica. Había motivos de peso para aminorar la marcha.
Pero la crisis pasó y la normalidad económica se olvidó de lo que se había fraguado en los años anteriores a 2010. Cada vez más lánguida, cada vez más abandonada por los únicos que pueden soportar el peso de una iniciativa hasta que la iniciativa se convierte en negocio -amén de bagaje de recuerdo y orgullo de pueblo aunque ya se llevan pocos esos sentimientos-, el 24 de Septiembre se sustentó en una programación para salir del paso por parte de los distintos gobiernos municipales y la pujanza sigue sin desfallecer porque las asociaciones recreacionistas que surgieron al amparo del Diez se han resistido a morir. Al menos las asociaciones como entidades, porque la edad de sus integrantes va haciendo mella y la renovación no aparece.
San Fernando, como el resto del mundo, está sufriendo una pandemia como antes sufrió una crisis económica que frenó el desarrollo de la fiesta y conmemoración, pero desde 2011 a 2019 tampoco se ha puesto toda la carne en el asador para sacar partido a un indudable activo turístico como las recreaciones del Combate del Portazgo, el Juramento en la Iglesia Mayor, las sesiones de las Cortes en el mismo teatro donde tuvieron lugar o las procesiones cívicas que cada año recorren la calle Real.
Son la Asociación Cultural 24 de Septiembre y la Fundación Legado de las Cortes las que mantienen viva la conmemoración. Mantienen la ilusión a pesar de que no encuentran relevos para los que se retiran en el caso de los primeros y prácticamente se mantienen -que tiene un coste la vestimenta, oigan- a pulmón. Y algo más.
La Fundación Legado de las Cortes ya se ha cansado de ese gran sueño que era convertir los Sitios Históricos en un gran escenario con centenares de soldados de los dos bandos. Han conseguido que el Ayuntamiento de San Fernando al menos recupere la batería a la entrada del puente Zuazo, donde había una vivienda ocupada y mucha mierda y escombros alrededor.
Lo han limpiado todo, lo han adecentado y están dispuestos a seguir actuando en el término municipal de San Fernando, porque a la otra orilla del caño de Santi Petri, Puente Zuazo en medio, todo es desolación con un Real Carenero sin cuidados y con las baterías defensivas en constante deterioro por falta de vigilancia.
Puerto Real no está por implicarse en una fiesta que le queda lejos y el mantenimiento de un edificio al que no le va a sacar un euro porque está prácticamente en La Isla aunque sea puertorrealeño. Casi como el castillo de Sancti Petri, isleño para Chiclana, que la geografía no entiende de planos ni de propiedades.
Y así, en este año en el que la pandemia sigue haciendo que la sociedad pueda dar dos pasos adelante y uno para atrás, ha transcurrido otro 24 de Septiembre en el que el Ayuntamiento ha puesto de su parte para que no falte la fiesta, pero no la fiesta que hay que vender fuera, la original, la única, la colorida sobre el campo de batalla, la recreación de los hechos históricos, la esencia de la esencia.
Los conciertos y fuegos artificiales están bien. El acto institucional en el Real Teatro de las Cortes está bien, máxime cuando los discursos superan las expectativas como el de este año. Pero concierto y actuaciones hay en cualquier pueblo o ciudad. España sólo fue una Isla en San Fernando. Porque la guerra en realidad fue aquí.
En La Habana se reúnen cientos de personas para ver cómo disparan un cañón.
En Londres para ver cómo se cambia la guardia.
En San Fernando hay mucha gente que no sabe por qué el 24 de Septiembre de cada año es fiesta.
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