Barruntábamos, gracias a las peores pesadillas del confinamiento, que nada sería lo mismo después de la pandemia, y aunque la crisis sanitaria provocada por el coronavirus todavía no es pasado, el retorno a los niveles de incidencia de agosto de 2020, unido a que el 85 por ciento de las personas mayores de 12 años tengan ya la pauta completa, nos predispone, como comunidad, a hacer de nuestra capa un sayo. Sacamos santos y tocamos cornetas, aporreamos tambores y fumamos sin levantarnos de la mesa, hacemos colas y completamos aforos, retomamos el transporte público y la presencialidad plena preside el inicio del curso educativo, las no-ferias de hoy se antojan réplicas fidedignas, a pequeña escala, de sus hermanas mayores de ayer. Con la incertidumbre instalada en casa y el consumo apollardao, la automoción no arranca, no se venden coches y en Valeo, la joya de nuestra corona industrial, se acuerda un ERTE hasta el 31 de enero.
Vuelve EXPOLIVA a cumplir su cadencia bienal, en año impar, aunque cuatro meses después de lo habitual. EXPOLIVA tenía que celebrarse, sí o sí, por la salud mental del sector y la financiera de IFEJA, y no hay que darle más vueltas. Hasta 8.000 asistentes coincidentes en la institución ferial, que es un 60 por ciento de la teórica ocupación total, el 100% en exteriores, y la firme convicción de que se hizo todo lo humana y técnicamente posible, habida cuenta la situación epidemiológica global y la cercanía relativa de la recolección temprana. La oferta de espacio pudo ensancharse un poco más si la demanda de última hora, como en ediciones precedentes, hubiera constituido el socorrido empujón final. A principios de agosto una organización pusilánime habría arrojado la toalla, pero el equipo de dirige José María Valdivia no se arredró, redimensionando la zona expositiva exterior, calles y parcelas anchurosas, aplicación generosa del concepto de distancia social/interpersonal y, a la postre, un 25 o 30 por ciento menos del negocio previsto.
EXPOLIVA, asimismo, rivalizaba en términos relativos con un evento de muestras agropecuarias emplazado temporalmente desde hace casi 40 años a mediados de septiembre, la Feria de Maquinaria Agrícola de Úbeda. Ni que decir tiene que el reducido margen de maniobra entre la clausura de FEMA y la apertura de EXPOLIVA, apenas 3 días, obligó a determinadas firmas comerciales con presencia estable en ambas ferias a inclinarse por una u otra. De cualquier modo, el mercado alcista sostenido de los precios en origen y la expectativa de una campaña venidera que, aun siendo media-baja por culpa de la sequía, no minore la trascendencia del aceite de oliva español en el conjunto de la producción mundial, augura una semana dinámica plagada de contactos entre operadores que enfatice la capitalidad oleícola de Jaén en el devenir de EXPOLIVA. Somos decisivos y cada día, a la fuerza ahorcan, más competitivos.
Inaugura el Rey Felipe, que iguala ya a su padre en visitas oficiales a una provincia manifiestamente apollardá, acompañado por el ministro del ramo, Luis Planas, afanado en componer una nueva PAC que beneficie a la inmensa clase media del campo y sea fruto del consenso de las 17 regiones. Es decir, quimérico. Conferencia sectorial anunciada para octubre y el Plan Estratégico de la PAC de nuestro país que se presentará ante la Comisión Europea a finales de año. Aceituna de aceite, ecoesquemas, 20 regiones, la subsistencia del olivar tradicional frente a la incontenible expansión del modelo superintensivo. El fluctuante etcétera abruma a los no iniciados. Por ejemplo, el parqué consignó sensatas operaciones en noviembre de 2020 a 2 euros escasos que muy poco después constituían fiasco morrocotudo. El impresionante ritmo de comercialización, más de millón y medio de toneladas a finales de agosto, aventura a 1 de octubre el enlace de campaña más reducido de los últimos años. Inminente renovación en la cúpula de la IGP con la salida del imprescindible Manuel Parras Rosa. No será fácil suplirle ni consolidar solidariamente un proyecto donde todavía no están todos los que son.
Política jaenera. Convocatoria de septiembre. Asignaturas pendientes. Julio Millán progresa como puede. Alsa suplirá a Castillo en la gestión de los autobuses. La acostumbrada pistola en el pecho del alcalde de turno mediante el coercitivo y chantajista impago a los trabajadores de las concesionarias. Revisión de las promesas electorales de mayo de 2019. Onda Jaén no emite, el vínculo (invisible) con Castillo se extingue, pero en el nuevo préstamo de 28 millones de euros (avalado por el Ministerio de Hacienda) el mayor bocado, 70 por ciento, terminará otra vez en el estómago de FCC. Apollardamientos varios al margen, hay cosas que no cambian, gobierne quien gobierne.
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