En Cádiz por septiembre resucita la canción. Así lo dejó escrito Juan Carlos Aragón para la historia y así había sido siempre hasta la llegada del COVID-19. De hecho, la última final del COAC fue el 21 de febrero de 2020 y este año, la afición está huérfana de información y a expensas de saber si podrá disfrutar de un nuevo concurso de agrupaciones.
Septiembre es el mes de los regresos y los nuevos comienzos, un mes en el que el mundo entero se vuelve a poner en marcha, reanuda sus actividades y da la bienvenida a la rutina. Septiembre en Cádiz ha sido siempre el mes de retomar la canción libertaria y de preparar un nuevo carnaval. En el mes en el que el verano acaba, el carnaval empieza. Las agrupaciones reciben el pasodoble, se emocionan y entusiasman con una idea y comienzan a vivir la experiencia de un nuevo mes de febrero que se extiende en el calendario. Sin embargo, ya van dos años sin que el noveno mes del año refleje esto. En 2021 ya se sabía que no sería posible la realización de un COAC en una situación de crisis sanitaria sin precedentes. En 2022 la falta de información es la causante de que el mundo del carnaval eche el freno de mano y se vea obligado a esperar una luz verde.
¿Qué pasa con el carnaval de 2022? Para saberlo, hemos hablado con autores implicados que nos han contado sus sensaciones, quejas y previsiones.
Manuel Santander Grosso, encargado de perpetuar el legado de su padre, habla de la situación en la que se encuentra. Tras haber cogido el testigo, dejando la comparsa en la que se había mantenido como director musical en los últimos años, el pasado mes de junio anunciaba su chirigota para el COAC 2022 bajo el nombre ‘La misión: el Evangelio según Santander’. Con la intención, ya casi materializada, de comenzar los ensayos el próximo día 17 de septiembre, el autor ha tenido que frenar frente a la falta de información. Tras disolverse el Patronato, la organización del concurso de agrupaciones delegó en el Ayuntamiento de Cádiz, que aún no ha informado sobre la previsión para el próximo año. Sobre esta cuestión concreta se ha pronunciado Kike ‘Remolino’, autor ya veterano: “el Ayuntamiento decidió gestionarse de forma autónoma para la organización del concurso al disolverse el Patronato. Me parece bien, pero entonces, hasta que el mismo Ayuntamiento no informe sobre el tipo de concurso que nos vamos a encontrar y las posibles alternativas, yo no puedo tomar una decisión”.
Antonio Bayón, autor del coro Los Estudiantes, va más allá y defiende que en la fecha actual, sin tener aún nada en claro, el cambio de fecha pasa de ser una posibilidad a convertirse en una necesidad: “aún tienen que reunirse y concretar algo y septiembre se nos echa encima, perdemos prácticamente un mes de ensayo”. La situación de los coros es aún más complicada al enfrentarse al problema de no disponer de un local de ensayo que les permita empezar con la seguridad pertinente. Para resolverlo, se han tenido que enviar solicitudes para que se les conceda algún aula de colegio o instituto que esté habilitada para cumplir las medidas. Los ensayos de coros son multitudinarios y esto complica el proceso de ensayos. Estas gestiones aún no se han resuelto y algunas agrupaciones de esta modalidad sigue sin disponer de un lugar en el que ensayar.
Por otro lado, una de las implicaciones de la celebración del carnaval es la semana de calle. Santander defiende la calle como complemento de un concurso que le apasiona, pero no considera la posibilidad de avanzar con su agrupación sin la realización del COAC. En su discurso, muestra un desacuerdo con la posibilidad de su cancelación, tomando como ejemplo la realización de otros eventos multitudinarios, como algunos eventos deportivos de reciente celebración o festivales carnavalescos de verano, y cree que no habría diferencia entre estos acontecimientos y la celebración del COAC 2022 con sus correspondientes medidas. De hecho, señala que el propio teatro dispone en la actualidad de una programación cultural que se extiende hasta diciembre.
Al preguntarle sobre un posible aplazamiento de la fecha de celebración del concurso, Santander responde que “es un año de transición y las circunstancias son especiales”, con lo que “no me parecería mal un cambio de fecha si fuera necesario”. Respecto a este tema, Kike Remolino afirma que es algo a lo que no puede responder con certeza. “Soy un enamorado de la calle y no concibo el concurso sin la semana de carnaval. Si aplazarlo implica no tener semana de carnaval, a mí no me convencería”. En este sentido se ha reafirmado concluyendo que “hasta que el Ayuntamiento no mueva ficha, no puedo moverla yo. Tampoco puedo opinar porque no sé qué me van a ofrecer”.
La semana de carnaval es una semana importante para la afición y para muchas agrupaciones, en especial para los coros. Según Antonio Bayón, ni siquiera con presencia en las cuatro fases de concurso termina siendo rentable para un coro salir sin la semana de carnaval. La calle y los carruseles se convierten en una necesidad para esta modalidad. El autor no cree posible un concurso sin calle y precisa información sobre cómo sería su celebración en caso de que la hubiese.
Todos los autores consultados coinciden que el futuro de sus decisiones reside en manos de la determinación del Ayuntamiento, encargado de gestionar el COAC. No obstante, tanto Antonio Bayón como Kike Remolino han mostrado su preocupación ante la posibilidad de lanzarse a la ventura de un posible concurso y que, por causas de la pandemia, no se pueda llegar al teatro. Una vez hecha la inversión, se enfrentan a esa posibilidad y a la incertidumbre de no saber una alternativa para la misma. Ambos defienden que la organización debe analizar y exponer cualquier situación, así como ofrecer una carta de soluciones. Para Kike Remolino “hay muchos intereses detrás de un COAC y Cádiz necesita que vuelva el carnaval. Necesitamos respuestas”.
A la altura del año en la que nos encontramos, las agrupaciones necesitan ensayar. Según afirman los propios autores, los grupos deben estar a la altura porque el público aficionado juzga en función de lo que ya conoce y no entendería que se bajara el nivel, aunque la situación fuera excepcional. Es por esto que la necesidad de empezar a ensayar es cada vez más imperiosa y más preocupante. No obstante, algún autor también ha asegurado no estar dispuesto a desgastar una idea hasta que no tengan certeza de que la inversión y el trabajo vayan a ser rentables de alguna manera.
En su poesía musicada, Juan Carlos Aragón dijo que “mayo es el mes de las flores, julio el de nuestras caballas, septiembre el del pasodoble que luego pare en el Falla, y si se adelanta, ya, se le bautiza en febrero”. Pero al parecer, este mes de septiembre vuelve a romper con la norma, el pasodoble se retrasa y seguimos sin saber si, como en el recuerdo colectivo y anhelado, parirá en febrero en el Templo del carnavalero.
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