Un olor evoca personas, momentos y nos hace viajar a instantes concretos de nuestra vida despertando recuerdos a veces olvidados, recorriendo como un escalofrío todo nuestro cuerpo, haciéndonos sentir como si estuviéramos allí o con esa persona a nuestro lado. Actualmente utilizar un perfume es algo natural porque forman parte de nuestro aseo diario. Perfume es la unión de los vocablos ‘per’ y ‘fumare’, que significa producir humo. En la prehistoria, quemaban hierbas aromáticas para rendir homenaje a sus dioses y de ahí el origen del nombre, aunque fueron los egipcios los precursores creando los primeros perfumes, que utilizaban tanto para embalsamar a sus difuntos como para fines cosméticos, para la medicina y ceremonias religiosas. Era tal la obsesión que no sólo querían oler bien por fuera, sino también por dentro, llegando a beberse los perfumes.
El arte de perfumarse se asocia al poder y la riqueza. De hecho, la industria está valorada en 28.000 millones de dólares y en momentos de recesión económica o como ahora, que se ha resentido con la pandemia, muchas grandes firmas se están salvando gracias a las líneas de belleza. Los perfumes más vendidos e icónicos de la historia son:
- Chanel nr. 5: de envase minimalista, expuesto desde 1959 en el MOMA. Andy Warhol lo convirtió en un diseño pop art y Marilyn Monroe llegó a decir que para dormir sólo se ponía unas gotas de Chanel nr.5.
-Shalimar de Guerlain: su origen se remonta a Oriente, su creador dijo que esta fragancia “implica dejar que tus sentidos tomen el mando”. Entre sus notas destacamos cedro, bergamota, limón, iris y vainilla.
- Poison de Christian Dior: el frasco nos recuerda al fruto prohibido de Adán y Eva. Entre sus notas encontramos cilantro, ciruela, anís, cedro, canela y un toque de pimienta.
- Opium de Yves Saint Laurent: se hizo muy conocido por la controversia que generó el nombre de la fragancia. Una coalición de americanos con ascendencia china pidió que se cambiara por poco respetuoso con respecto a las Guerras del Opio liberadas en China. El frasco está inspirado en unas pequeñas cajas tradicionales japonesas, es una mezcla de mandarina, cilantro y pimienta.
- Classique de Jean Paul Gaultier: su frasco reproduce el cuerpo de la mujer y tiene su versión masculina de inspiración marinera .Es una combinación de cítricos, anís y pétalos de rosa.
- Youth Dew de Estée Lauder: es una fragancia especiada con toques amaderados creada en 1953. Para la marca es una de las fragancias más sensuales que han creado.
- Joy de Jean Patou: se creó para tener un detalle con la clientela americana más selecta, que compraba su ropa deportiva adaptada a la silueta femenina. Una de las fragancias más caras y vendidas porque cada frasco contiene más de 10.600 flores, llegando a superar al mítico Chanel nr. 5.
En mi trayectoria profesional me ha llamado la atención que a la hora de adquirir una fragancia influye el país de origen. Por ejemplo, los árabes suelen buscar olores muy intensos. Influye también la personalidad, al fin y al cabo es nuestra esencia. Ya lo dijo Christian Dior: “El perfume dice más sobre una mujer que su propia letra”.
Si compras un perfume por publicidad, porque lo usa tu amiga o le gusta a tu pareja... Nunca mostrarás al mundo tu seña de identidad.
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