Queremos avanzar pero tan solo estamos dando pasos en falso. La vuelta a la normalidad está siendo mucho más complicada de lo esperado. Estábamos convencidos de que todo iba a volver a ser como antes, pero no éramos realmente conscientes de todo lo que ha cambiado el mundo. Que esto ha sido un antes y un después en nuestra sociedad. Un antes y un después en nuestra forma de relacionarnos, en nuestra forma de ver las cosas, en nuestra forma de aprender a valorar todo lo que tenemos y lo fácil que puede cambiar. Teníamos marcada la fecha a fuego lento en el calendario, pero ahora tan solo nos estamos quemando con los excesos de tanto poner la mano en el fuego. Pienso que se nos ha ido la cabeza. Está claro que no sabemos dónde podemos encontrarnos con él, pero hay circunstancias muy evitables y que además los profesionales desaconsejan que acontezcan y estamos hartos de ver imágenes con las que echarnos las manos a la cabeza. La vacuna no nos hace inmunes y los jóvenes, esos que se piensan que a ellos no les afecta, están cayendo como chinches. Lo peor de todo es pensar que somos así de egoístas, porque todos tenemos algún familiar o alguien más vulnerable a quien poder afectarle. Por desgracia el mundo ha cambiado, pero parece que nosotros seguimos igual de idiotas.
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