Curioso Empedernido

Como anillo al dedo

Casi todas los grandes escritores, al igual que muchos artistas encierran a tímidos que se esconden tras el traje de su espontaneidad y naturalidad

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  • Juan Antonio Palacios. -

Llevo mucho tiempo leyendo, lo que otros han escrito o escriben bien , y me parece que cada uno tiene una voz interior que les habla a propósito, como anillo al dedo y le avisa de las amenazas y peligros que les acechan o les dice al oído , bien bajito, aquellos presentimientos de lo bueno que pueden sucederle.

Casi todas los grandes escritores, al igual que muchos artistas encierran a tímidos que se esconden tras el traje de su espontaneidad y naturalidad. Tomar una decisión para dirigir su historia en una u otra dirección, supondrá un antes y un después en sus vidas.

No debemos ser tan autoexigentes ni perfeccionistas con nosotros mismos, ya que muchas de nuestras virtudes terminaremos convirtiéndolas en defectos y en nuestro afán de abarcarlo todo y hacerlo bien, nos haremos responsables de los actos de los demás.

Cuando nos ponemos a buscar un relato, debemos hacerlo con calma y escuchar que es lo que nos pide el cuerpo, e ir derramando con cuidado nuestra fantasía dentro del rigor, y colocando y poniendo en armonía elementos contradictorios.

Manejar las dudas para expresar nuestras certezas, es un objetivo difícil que nos obliga a hacer claro desde el primer momento . Sentimos necesidad de cambiar sin sentir la tentación de andar envueltos entre rumores y conjeturas, dimes y diretes.

Debemos estar dispuestos a construir proyectos muy interesantes requieran tiempo y atención, que  nos hagan sentir contrariados por las dificultades a superar y sepamos priorizar o aplazar lo que hemos de hacer en cada momento.

Las ideas novedosas casi siempre nos sacan del atolladero , y descubriremos que todo puede cambiar en un instante como si fuera mágico ,entre perdidas y encuentros,, días amables y noticias terribles, y conforme nos sentimos mejor con nosotros mismos, nuestro optimismo y creatividad van en aumento.

Minimizar las voces altas y las palabras gruesas , nos ayudan a favorecer la distensión  y un cierto grado de incredulidad y escepticismo nos vacuna de desengaños , mantiene un cierto grado de sensibilidad e indignación y superamos nuestra impotencia para resolver los problemas.

Casi siempre, el tiempo que todo lo cura nos inyecta una dosis de normalidad, lejos de chabacanerías , horteradas y compadreos. Hay momentos únicos para disfrutar, con más respuestas que interrogantes, sabiendo tomar la iniciativa y no dejando que los demás nos marquen el ritmo.

Ante oportunidades insólitas debemos centrarnos en las cosas esenciales. Tenemos que aprender a concentrarnos y lograr el equilibrio entre sensaciones fuertes e inéditas, siniestras o demoniacas, sublimes o banales, datos fríos y cifras manipuladas, que nos abran paso al optimismo y cierren las puertas al pesimismo.

Las cosas cambian y no debemos sorprendernos ni hacer de ello una tragedia. Conviene que seamos humildes y no presumir ni hacer ostentación de nada. Hay quienes, erróneamente, piensan como Maquiavelo que es mejor ser temido que querido, pero no se dan cuenta que eso solo genera odio y destrucción.

La experiencia nos enseña que ser respetados es más difícil y hay que trabajarlo cada minuto, pero merece la pena. Y escuchar lo que los otros tengan que decirnos, entender sus aspiraciones y deseos, racionalizar nuestras decisiones, nos vendrán como anillo al dedo.
 

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