El pasado domingo fue enterrado en el cementerio municipal a primera hora de la mañana, en unas instalaciones llenas de seres queridos, familiares y personas que conocían a este joven, todo un deportista que hace un año sufrió un episodio similar pero que, con muchas dificultades, logró superar. Recordar que fueron muchas las críticas que se vertieron sobre la poca capacidad que tenía la puerta de la pista de su barrio, que hizo que la entrada de la camilla de los servicios sanitarios se retrasara. Hacía poco, admiten las fuentes consultadas, que había conseguido el alta médica para volver a hacer su vida normal, por lo que, como amante del fútbol y del deporte, quiso practicarlo de nuevo, cuando encontró la muerte sin que la reanimación fuera posible.
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