Patio de monipodio

Altadis y el Puente de Hierro

Paradojas de la vida. Algo tan grande y no saben qué hacer con él. Y es que para atinar en política viene muy bien ser estetas. O asesorarse si no lo son...

Publicado: 28/06/2021 ·
20:25
· Actualizado: 28/06/2021 · 20:25
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  • La recreación del futuro proyecto de Altadis. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

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Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Paradojas de la vida. Algo tan grande y no saben qué hacer con él. Y es que para atinar en política viene muy bien ser estetas. O asesorarse si no lo son. En realidad asesorarse viene bien siempre, que por creerse infalibles nos va como nos va. A Sevilla le faltan puentes y no es sólo cuestión estética, aunque también. Le faltan puentes para cruzar el río y para aclarar mentes. Puentes imaginativos, capaces de hacernos de enlace al futuro, a ese futuro de crecimiento que todos deseamos (dicen) pero por el que pocos se mueven. Por ejemplo, una cosa es el crecimiento desaforado, responsable de esa “España vacía” de la que ahora se quejan después de décadas admirando el crecimiento y otra muy distinta el crecimiento cero que en realidad es negativo. No tiene nombre que esta ciudad se haya enquistado por debajo de los 700.000 habitantes por el nulo interés de sus regidores en resolver el problema de la vivienda.


Ahora el tema es otro: faltan puentes sobre el río. Ciudades más pequeñas, menos importantes, con ríos que se pueden cruzar andando, tienen más puentes que esta. No hablemos de París, dónde a nadie se le ocurriría eliminar las islas del Sena, o de Berlín. Sevilla sufre un gran problema de incomunicación entre sus dos orillas, resultado de una política “moderna” de dar la espalda al ser vivo que la fundió y gracias al que creció. Porque un río no es un ente inanimado. La recuperación de la última fábrica de tabaco (no “la antigua”, que esa ahora es Universidad) plantea un nuevo puente, un magnífico enlace sería, de Virgen de Regla a Rábida, con dos rotondas de cabeceras. Ya, es pedir demasiado, eso sería pensar.


Pues Sevilla necesita más puentes y los puentes, como toda construcción, deberían estar adaptados a su entorno. El de hierro cabría en ese espacio, como piensan algunos amigos de la gran obra de ingeniería contemporánea, si ese espacio hiciera referencia a la industria que Sevilla perdió por la misma razón por la que se olvidó de su río. Pero entonces el entorno tendría que adaptarse al puente, lo que podría suponer un cambio profundo del proyecto. No obstante hay más espacios. En Torneo, como unión del pasado y el futuro, entre la Pasarela y el de la Barqueta; o a la altura del Teatro Central.


Una ciudad creada por un río se ha hecho sin tener en cuenta al río. Sirva de ejemplo la Avenida Presidente Adolfo Suárez, que de buenas a primeras hace un quiebro para encontrar el puente de Los Remedios, porque todo el espacio hasta el de Las Delicias está vergonzosamente privatizado. Todavía no nos falta un puente; faltan siquiera cuatro, por lo que sobran al menos tres lugares para colocar el de hierro. Por ejemplo en San Jerónimo, abriendo una nueva puerta al Parque del Alamillo, desde la zona de interés económico de las antiguas naves de Renfe y el edificio CREA, como constancia clarividente de que los sevillanos no siempre hemos vivido negados a la industria, sino solamente cuando lo ha impuesto la ineptitud o los intereses torcidos de nuestros regidores.

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