Absit Invidia

El síndrome de la cara vacía

Tampoco podemos olvidar lo que podríamos denominar el síndrome de la cara dura

Publicado: 25/06/2021 ·
18:31
· Actualizado: 25/06/2021 · 18:31
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  • Mujer con mascarilla ante una ventana. -
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Quitarse la mascarilla, algo que podemos hacer con precaución en espacios públicos a partir de mañana, puede generarnos estrés y ansiedad ya que, por lo visto y oído en el Telediario, hemos inventado el enésimo síndrome, el de la cara vacía.

A los mensajes de prudencia, lanzados por los expertos acerca del peligro que suponen las nuevas variantes con nombres de letras del alfabeto griego, se suma ahora el riesgo de sufrir síntomas como nerviosismo, dolores y sudoración si nos quitamos esta incómoda prenda.

No paramos. La condición humana en estado puro. Hace un año nos asfixiábamos solo con pensar acerca de la obligatoriedad de ponernos el tapabocas en la playa, y ahora hay quien puede sufrir inseguridad al ver descubierto su rostro. Pero si algo ha demostrado la pandemia es la resistencia y flexibilidad del ser humano ante un terrible hecho insólito, carente de precedentes e imprevisible en su devenir.

Empleados de una funeraria realizan el entierro de una persona que falleció a causa de la COVID-19 en el cementerio de Caju.

La memoria es traicionera, pero basta recordar los primeros momentos del confinamiento. Sobrecogidos por no decir acojonados estábamos (casi) todos ante el virus. La desinformación inicial, que se mantuvo durante varias semanas, hablaba del contagio a través del aire, nos recomendaba ponernos guantes como si no hubiera un mañana e incluso hasta inyectarnos desinfectante. Se produjo una epidemia de desinformación de la que muchos sacaron pingües beneficios a través de estafas basadas en milagrosas curaciones.

Tampoco podemos olvidar lo que podríamos denominar como el síndrome de la cara dura que encarnaron los Trump, Bolsonaro y Johnson, además de otros líderes mundiales que al principio minimizaron los efectos del covid, y luego contemplaron cómo fallecían cientos de miles de compatriotas.

Más allá de este nuevo síndrome, lo que sufrimos ahora es la ansiedad por no alcanzar el final a tanto sufrimiento. Lo rozamos con los dedos, pero no lo tocamos. Harina de otro costal es que nos hemos acostumbrado a ver a la gente con mascarilla y podemos sufrir un verdadero impacto al ver(nos) a determinadas personas sin el tapabocas. ¿Cómo se puede llamar ese nuevo síndrome? Se me ocurren dos opciones el de ¡madremía! o el de ¡lavirgen! 

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