Rosa Torres nos recibe en la sede de la Consejería de Cultura, en el Palacio de Altamira, magnífico ejemplo del mestizaje que caracteriza la esencia cultural de nuestra tierra. Situada la cultura como eje estratégico en la economía, la consejera defiende la apuesta por el sector para el cambio de modelo sin abandonar la esencia, como el flamenco, que tiene que defender “por derecho” su candidatura como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
—¿La Cultura sigue siendo una apuesta principal en los presupuestos de 2010?
—Sigue siendo una apuesta y dentro de Andalucía Sostenible se ha considerado como un sector estratégico por las industrias culturales y los nuevos yacimientos de empleo. Casi el 40%, casi cien millones, está dirigido a fortalecer las industrias culturales.
—Imagino que seguirá apostando por la participación
—Siempre, desde el principio entendimos que sólo podíamos conseguir el objetivo de su fortalecimiento si lo hacíamos de la mano de los sectores. Tenemos convenios firmados con UGT, CCOO, CEA, Cepes e incluso con la Unión de Trabajadores Autónomos, más allá del contacto periódico con las distintas asociaciones. La participación ha sido fundamental, desde la puesta en marcha del PECA, el Plan Estratégico de la Cultura en Andalucía, hasta el día a día, estamos permanentemente en contacto con el sector.
—¿En qué nivel de desarrollo está el PECA?
—Estamos en la evaluación. Las direcciones generales tienen la cuenta de cuántas acciones correspondía poner en marcha y nos sale altísimo, por encima del 60%. Pero no es esa la evaluación que queremos sino los efectos que esas acciones que han tenido sobre los objetivos.
—¿Hay alguna línea que se haya visto ya eficiente o al contrario?
—Hay objetivos que son singulares. El bono cultural para los que cumplen 18 años, prueba conseguida. Está puesto en marcha, con su financiación y con su metodología. Ahora, quiero saber cuál es la repercusión que esa acción ha tenido sobre los usos y los hábitos culturales de los niños de 18 años.
—Estamos evaluando, pero ¿cómo lo valora?
—Muy bien, tanto es así que nos hemos puesto a ver el calendario para iniciar el trabajo de lo que será el próximo PECA.
—La experiencia ha sido positiva.
—Tener un mapa de actuaciones siempre genera sinergias positivas, primero porque está participado, segundo porque están identificados los objetivos, tercero porque las acciones tienen un calendario. Pero además, porque si alguna de ellas no está funcionando, la puedes sacar sin necesidad de cambiar el modelo. Creo profundamente en la planificación estratégica en cualquier campo.
—¿Han cambiado las industrias culturales o siguen teniendo esas deficiencias que se detectaron, como la atomización?
—Siguen pero ese no es un objetivo a corto plazo, es a medio y largo plazo. Sí que se ha fortalecido un poquito más el sector de las industrias en relación con los bienes patrimoniales, se ha podido ya ver un sector emergente pero con un poquito más de peso.
—Va cambiando la filosofía...
—Vamos ampliándola, no la cambiamos pero la vamos a ampliar. Los gestores culturales, que presiden la confederación española, han puesto sobre la mesa la necesidad de trabajar en un plan estratégico de la cultura a nivel europeo. Que hayan cogido la herramienta y hayan sido ambiciosos, me ha llenado de satisfacción y se están haciendo fuertes en el sentido de que las administraciones públicas ya no son el único espacio de desarrollo de la gestión cultural, se puede llevar a cabo desde el espacio de lo privado.
—Siento hilar fino pero viene al caso el Museo de Flamenco de Sevilla, que es una apuesta privada pero ahora tiene dificultades. ¿Cómo se solventa un tema con este?
—Pues como se solventa en el resto de las empresas. Si queremos ser iguales que las empresas para lo bueno, pues también para los momentos que no son tan buenos. Desde luego nosotros hemos puesto a disposición todas las líneas de colaboración público-privadas. Cuando un empresario decide que hasta ahí ha llegado... Además lo entiendo, porque lo de Cristina (Hoyos), además de una apuesta empresarial, era una apuesta personal. Quizás la dificultad está en que los 10 millones de euros en préstamos reintegrables era para inversiones. Hemos tenido 14 solicitudes, cuatro que se les ha hecho propuesta y el resto en estudio, y lo que nos pedían era utilizar esos fondos para capital circulante y eso, que no era posible en 2009, lo es en los presupuestos de 2010, porque el problema del Museo es hacer frente a unas hipotecas y con una banca que no es nacional.
—A pesar de este caso, se sigue apostando por el flamenco...
—No sabes tú hasta qué punto, que hasta la consejera se va a poner a aprender bulerías...
—En particular me refería a la candidatura del Flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
—Pero no en plan “ahora se van a enterar”. Hemos entendido que era el momento y que podíamos jugar. Hay una nueva comisión, ya no existe el criterio de que tiene que estar en peligro de extinción, sino todo lo contrario, lo que hace es valorar las sinergias positivas que ese hecho o realidad cultural produce sobre la comunidad. Sabemos cuáles son las reglas del juego y, diré casi para no ser taxativa, cumple al cien por cien con esos criterios. Si a eso le unimos que la Comisión Nacional de Patrimonio nos dio su apoyo y que Murcia y Extremadura se han sumado a la presentación del expediente, entiendo que podemos jugar con fortaleza pero sin alharacas, haciendo las cosas con rigor, como nos gusta hacerlo.
—En Extremadura ya han dicho que la candidatura también es suya...
—Y si otras comunidades quisieran hacerlo, seguro que encuentran elementos para poder sumarse.
—El flamenco, aparte de ser universal, no tiene fronteras...
—Pero sí tiene cuna, esa es la diferencia.
—(Compartimos que la pasión de los japoneses por el flamenco llega hasta dejar perplejo) Imagino que si hay un japonés en la comisión, el flamenco ya tiene el reconocimiento...
—En eso sí que creo poco. Creo que hay que ir como se va en el cante, por derecho y creo que podemos ir por derecho. Vamos a tratar que tengan toda la información porque es una manifestación que puedes entender bien sobre un escenario, pero nosotros no hemos pretendido que se declare el flamenco espectáculo si no el que se vive en el barrio de Santiago de Cádiz, en la romería, en el bautizo, en la feria... Eso ya no es tan fácil de entender, por eso las diez fotos obligatorias y las 30 complementarias lo que quieren es transmitir esa realidad.
—Y para Cádiz. ¿Qué prioridades tiene la Consejería?
—2012, prioridad absoluta. Es verdad que no sólo desde la Consejería de Cultura pero hemos marcado prioridades: la recuperación del Oratorio de San Felipe Neri; la ampliación del Museo de Arte; o la dotación al Teatro Romano de un Centro de Interpretación, a ver si doña Teófila algún día se levanta por la mañana y dice “voy a darle la licencia a la Consejería”... Eso por encima, sin salirnos de Cádiz capital. La apuesta por el festival de música, Mujeres Directoras, el Trasnoche... También es importante la arqueología subacuática, las aportaciones del balneario de La Palma serán nuestras aportaciones al Plan Nacional de Arqueología Subacuática.
—Y la apuesta por la Ciudad del Flamenco en Jerez.
—Creo que va a colocar a Jerez y a Andalucía físicamente donde les corresponde porque aunque el flamenco sea inmaterial, se materializa en determinadas cuestiones. Y se va a materializar muy bien en esa Ciudad del Flamenco que debería tener aparejado un espacio para el estudio. El reto es conocerlo más en profundidad, por eso contiene un Observatorio del Flamenco y una serie de líneas de investigación sobre él.
—Cambiando de tema. ¿La Consejería se va a posicionar a favor de Córdoba o Málaga en su carrera por la capitalidad cultural 2016?
—Es que llevamos mucho tiempo posicionados en apoyo leal a las dos ciudades. De hecho, la apuesta de la Consejería en Córdoba y en Málaga, incluso sin capitalidad, era de una fortaleza que les podría haber hecho pensar en optar. Lo que pasa es que cuando decimos neutralidad activa alguien puede querer entender que estamos quietos. No, no estamos quietos, estamos proactivos acompañando a las dos ciudades en el desarrollo de su programa y de su proyecto. Y a partir de ahí, yo puedo ir muy tranquila a Córdoba y a Málaga.
—Estas cuestiones dan mucho juego político, porque hasta la cultura es política...
—La cultura está cargada de política. No es lo mismo la cultura espectáculo, que la que queremos practicar que es una cultura llena de contenido y de sentido, no de ideología, que eso se lo pondrán las compañías de teatro, los escritores o los artistas. Pero sí de intención, la intención de crear un cuerpo ciudadano con capacidad crítica a través de su relación con la cultura.
—La cultura pasa de ser ocio a ser más que ocio.
—No, es que puede ser ocio pero ocio formativo. Fija conocimiento a través de las emociones. Puedes acercar el conocimiento no sólo a través de la razón sino también del corazón. Lo que se fija así, difícilmente se pierde.
—¿Cuáles son los retos más importantes que tiene marcada la Consejería?
—Que este año 2010, que no es el mejor, podamos cumplir los objetivos, aunque hemos priorizado las grandes infraestructuras que son las que generan empleo, no sólo el directo de la obra, sino la actividad que generan en sus entornos. La otra gran apuesta es la formación con el máster de gestión cultural y con un programa formativo que llevamos a cabo con Empleo, único en España, para adquirir formación artística y formación técnica relacionada con el mundo de la escena.
—La filosofía del presidente de la Junta de que hay que formar y cualificar ha calado...
—No sólo tiene razón sino que ya la tenía cuando era el consejero de Economía. Ha sido uno de los grandes cómplices que ha tenido esta Consejería, creyó en las industrias culturales y me alentó, y el sector nos acompaña. Y desde luego la educación es el centro de ese nuevo modelo productivo al que tenemos que tender y para el que tenemos que trabajar todos, desde todos los ámbitos.
—Lo tienen ustedes asumido...
—Es que es imprescindible. Pero no es que empecemos de cero, ya se venía trabajando en la posibilidad de ese cambio.
—Hay que cambiar el modelo...
—Nadie lo va a cambiar, todos tenemos que aportar a ese cambio, no se puede cambiar por decreto Ley, que sí obliga pero porque lleva aparejada una estrategia, mi PECA, que marca las acciones, los momentos y los recursos.
-El perfil-
La política que es capaz de disfrutar con todas las labores del hogar
La política devora los tiempos, reconoce Rosa Torres (Antequera, 1959) mientras hace un repaso por la agenda que le toca ese mismo día, esa semana, aunque tiene claro que “hay que estar”, no sólo porque a ella le guste, sino porque la gente también lo reclama. Compaginarla requiere un gran esfuerzo físico pero “compensa la satisfacción cada vez que sacamos algo para adelante, las grandes y las chiquitas”.
Y en su escaso tiempo libre, lo tiene claro: no tiene problema alguno en quedarse en casa, hacer “esos ejercicios básicos que nos siguen manteniendo pegados al suelo y no perder las costumbres, levantarse temprano”. Pero, es más, tiene la habilidad de “disfrutar con las labores de la casa”, no le pesan e incluso le temen, porque puede ser que el fin de semana haya zafarrancho... “Soy capaz de disfrutar planchando un domingo por la mañana...” apunta mientras reconoce que entiende que otros huyan de esas obligaciones. Se mantiene fiel a la lectura y a sus amigos, “que me dan aliento”.