Querida amiga: sé que me lees allá donde estés. Sé que ahora mismo estás aquí conmigo escribiendo estas palabras. No has dejado de estarlo en ningún momento. Ni lo harás por mucho que pasen los años. Todos las mañanas miro al cielo, buscando ese destello de Sol que me recuerde las ganas que tú siempre tenías cada nuevo día de comerte el mundo. Y por eso afronto cada día con más fuerza. Por ti. Porque has sido una lección de vida para mí. Un claro ejemplo a seguir. Una sonrisa por bandera que no voy a borrar de mi recuerdo, una locura e intensidad para afrontar cada problema de los que siempre te reponías. Miro nuestras fotos y me quedo con lo felices que fuimos, en tantos sitios, en tantos momentos. Huelva, Punta Umbría, Madrid... en todas las épocas del año, a cualquier hora del día. Y es que con quien alguna vez fuimos, siempre seremos. Y tú me hiciste ser, me enseñaste a ser. Y ese es el mejor regalo que me pudiste dar durante todos estos años. Amiga Ana, hace un año que te marchaste, pero de mí nunca te marcharás porque vas a seguir conmigo toda la vida.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es