El cambio climático es un hecho científico que marca la vida de las personas, las economías de los Estados y la salud del Planeta; impactando crudamente en los países y regiones más pobres y vulnerables, y especialmente su población infantil y mujeres.
Vivimos en la encrucijada de un tiempo de reacción que se nos acaba y una farsa política presa de la lucha encarnizada de las élites financieras, países y bloques económicos.
En este marco de emergencia climática la ciencia, los jóvenes y el movimiento ecologista presionan para pasar de las palabras a los hechos, mientras algunos científicos y grupos financieros se afanan en buscar atajos peligrosos a través de la geoingeniería.
La explosión volcánica de Pinatubo en Filipinas, del 1991, generó una enorme nube de ceniza suspendida en la atmósfera que consiguió reducir ocasionalmente en medio grado la temperatura del planeta.
Esto despertó la idea que inyectando partículas podría manipularse la reducción de la temperatura a nivel global, pero obviando las trágicas consecuencias que el volcán provocó por el daño infligido a la capa de ozono, la menor producción de vegetación, y la sequía y hambruna desencadenada en algunas regiones.
Hoy en día, investigadores de la universidad de Harvard quieren iniciar su programa de geoingeniería (SCoPEx) en colaboración con la Empresa Espacial Sueca SSC, en junio, en la cuidad de Kiruna al norte de Suecia.
Se trata de probar la funcionalidad y el trayecto del envío de globos voladores a la estratosfera para arrojar partículas de calcio de carbonato e impedir que los rayos solares lleguen a la tierra, y con ello enfriar la temperatura del planeta.
La ciencia y el desarrollo tecnológico es objetivo, pero no neutro, todo depende de qué fines persiga y de su aplicación.
Es obvio que nos ha facilitado la vida y dado herramientas poderosísimas en todos los campos, pero presentada como la "solución en sí misma” al margen de nuestra manera de producir, consumir y de movernos es pura fantasía.
La geoingeniería no es algo nuevo, y de hecho se viene probando en laboratorios con diversos tipos de partículas.
Como bien dice el investigador de ecología humana, Andreas Malm:
"La geoingeniería intenta manipular el clima aplicando dos métodos: o bien aspirar el CO2 existente y almacenarlo bajo tierra, o poner una sombrilla gigante que impida la luz solar y reduzca la temperatura. Sin acabar con el verdadero problema: las emisiones de gases de efecto invernadero".
La comunidad de científicos sueca e internacional ha reaccionado frente al experimento, pidiendo su suspensión.
Similar reacción ha tenido la comunidad étnica de los Samer quienes rechazan que el experimento se lleve a cabo en Kiruna que forma parte de su territorio geográfico.
Argumentos de la controversia cambio climático y geoingeniería
Los argumentos de la controversia se pueden clasificar en los siguientes:
1.- El problema ético del derecho de alguien o de un país para manipular el clima, y por consiguiente tener control sobre algo universal.
2.- El grado de control y conocimiento que se tiene sobre los efectos de esa tecnología son desconocidos puesto que, ni la diversidad geográfica ni los ecosistemas responden de forma lineal. Y, dada su terrible envergadura, los daños pueden ser irreparables.
3.- Si no es posible sacar adelante los Acuerdos de París por diferencia de intereses, ¿por qué sería posible realizar la geoingeniería que supone también acuerdos globales?
4.- Al no atacar el problema central de las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) se abre una puerta a que el uso de la energía fósil siga empleándose -como viene ocurriendo desde los Acuerdos de París- y paralice todo el desarrollo científico y técnico para desplazar este tipo de energía sucia y contaminante.
5.- El sentido y la dirección de la investigación debería tener prioridad sobre el cómo superar las dificultades que hacen que no se cumplan Los Acuerdos de París.
La dependencia de nuestra sociedad a fantasear con las soluciones mágicas de la alta tecnología como tabla de salvación no es más que un claro síntoma de la descomposición de la sociedad industrial, que aspira a una evolución del capitalismo a través de un modo de "producción superior al actual".
Pero sin tener en cuenta que, por ejemplo, en el caso que nos ocupa (modificar la atmósfera) entre otras cuestiones ya expuestas, supone mantener unas condiciones que requieren tanto una alta dependencia energética y de recursos finitos en claro proceso de declive como de las vulnerabilidades de las cadenas de suministros.
Pero la realidad es tozuda, y la situación no ha hecho más que empeorar desde la Cumbre de Río, del 92.
No solo necesitamos ciencia, sino también conciencia y políticas valientes para aplicar las medidas necesarias que impulsen la transición ecológica de la economía y la sociedad para vivir dignamente dentro de los límites biofísicos del Planeta.
Vicente Pizarro
Simpatizante Verdes Equo-Almería
Joaquín Arnalte Fuertes
Responsable de Comunicación Verdes Equo-Almería
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