El atún rojo es deslumbrante. También el dicho que cuenta parte de su historia: “Por atún y a ver al Duque”. Era habitual en las costas andaluzas bajo la jurisdicción de la Casa Ducal de Medina Sidonia -desde Portugal al Estrecho de Gibraltar- ver a los acompañantes del duque, según el Padre Sarmiento, ir “a divertirse viendo la pesca de los atunes en sus Almadrabas, concurría mucha gente, vasallos, y no vasallos de S.E., unos por verle, otros por obsequiarle, otros por todo; y casi todos por ver la pesquería, por comprar de camino algo de atún para su casa…”. Se admiraba la magnificencia del duque, que conquistó Gibraltar en 1462, y se compraba atún. Ello hacía que se juntara una fauna de personas de distinta ralea, la mayoría de mal vivir -los tunantes- que detallan Los pícaros de Conil y Zahara de Antón Solé y La ilustre fregona de Miguel de Cervantes.
Han aparecido tunantes varios -cervantinamente hablando- tras la visita del presidente de la delegación española ante el Consejo de Europa y de la comisión de Asuntos Exteriores del Senado, Antonio Gutiérrez Limones, al Campo de Gibraltar y a Gibraltar. Causan perplejidad algunas de las reacciones producidas que nos trasladan al café Rick de Casablanca. Basta cambiar el diálogo farisaico de “ ¡Qué escándalo, aquí se juega!” del capitán Louis Renault por otro igual de hipócrita “¡Qué escándalo, aquí se habla!”. Acaban de lograrse dos acuerdos de profundísimo calado entre España y el Reino Unido: El Tratado Fiscal y el Acuerdo de Nochevieja. Seguirán más porque el gobierno español pretende uno bilateral de Defensa y oficializar las negociaciones entre UE y Reino Unido para lograr para la Comarca del Campo de Gibraltar y Gibraltar un marco estable que permita la tan ansiada como necesaria “Area de Prosperidad Compartida”. El proceso de negociación, por positivo, es irreversible. Es como se arreglan los diferendos en el mundo democrático. Los parlamentarios tienen la obligación de conocerlo de primera mano. Hay quienes añoran verjas y muros y se arrogan la defensa de España, nunca de los españoles, y menos de los campogibraltareños.
Con la tozudez de la razón, todos los protagonistas de esta nueva etapa -muchos funcionarios y parlamentarios tras Pedro Sánchez, Boris Johnson, Fabian Picardo, Ursula von der Leyen, González Laya, González Barba, Dominic Raab y otros- están empeñados en culminar unos acuerdos que ya son históricos.
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