Andalucía

La compra conjunta de vacunas de la UE no impide negociar en solitario

Nada impide negociar con otros laboratorios ni administrar vacunas no aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), como hace Hungría

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  • Unión Europea -

El sistema de compra conjunta de vacunas de la Comisión Europea (CE) con varias farmacéuticas no impide que los países de la UE negocien en solitario con otros laboratorios ni que administren en su territorio vacunas no aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), como hace Hungría.

Según ese innovador mecanismo, creado hace un año por el Ejecutivo comunitario para evitar una competición entre Estados miembros como ocurrió en los primeros compases de la pandemia con las mascarillas, es Bruselas la que trata en nombre de los Veintisiete con ciertos laboratorios para preadquirir dosis.

Bruselas ha firmado o negocia, hasta ahora, con farmacéuticas estadounidenses o europeas, en concreto con Pfizer-BionTech, Moderna, AstraZeneca (vacunas que ya se administran en la UE), Johnson & Johnson (aprobada por la EMA y se empezará a administrar el 19 de abril), Novavax y CureVac (la EMA analiza sus datos pero que aún no han solicitado la aprobación del organismo) y con Sanofi-GSK y Valneva (fármacos aún en desarrollo).

El paquete conjunto de vacunas, negociadas en gran medida antes de saber cuándo ni cuáles demostrarían ser efectivas y seguras, debería de aportar a la Unión Europea inyecciones suficientes para inmunizar a más del doble de sus 447 millones de habitantes, con hasta 2.600 millones de dosis.

Estos contratos, cuyas cláusulas de confidencialidad han generado varias polémicas, especialmente a tenor de los retrasos en las entregas del fármaco de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, establecen que los laboratorios deben de tener capacidad de producción en la Unión Europea, para evitar posibles problemas en la cadena de suministro relacionados con las restricciones de la pandemia.

Los Estados miembros, que sí conocen la letra pequeña de los contratos, pueden elegir cuántas vacunas quieren de cada pedido dentro de unas horquillas, bajo la premisa de que una vez que vayan estando disponibles se entregarán simultáneamente a todos los países y en función de su población para garantizar un acceso equitativo.

Antes de que la Comisión conceda la autorización para la distribución de los fármacos, de forma que obtienen la cobertura legal de las Directivas europeas en materia de protección de los derechos del consumidor, la EMA debe otorgar una opinión médica favorable tras revisar los ensayos clínicos.

Para acelerar los tempos, en un proceso que se ha intentado reducir al máximo, los laboratorios pueden pedir que la EMA vaya analizando datos incluso si aún no son definitivos y antes de pedir oficialmente que evalúe la calidad de la vacuna.

Una vez Bruselas da luz verde, las campañas de vacunación son responsabilidad exclusiva de los Estados miembros, si bien la Comisión ofrece apoyo para facilitar la distribución de los medicamentos, algunos de los cuales tiene que conservarse ultracongelados.

AL MARGEN DEL SISTEMA

Bruselas pide a los Estados miembros que no negocien por su cuenta con los citados laboratorios con los que trata la CE, para no debilitar la posición negociadora conjunta. No obstante, existe un vacío en cuanto al resto de farmacéuticas y vacunas.

Así, países de Europa del Este como República Checa o Eslovaquia, y especialmente Hungría, hace meses que negociaron independientemente la adquisición de vacunas de Sputnik V, desarrolladas en Rusia.

La Comisión señaló entonces que Budapest actuaba por su cuenta y riesgo, si bien dentro de su derecho de gestionar la vacunación como prefiera, pues las competencias de Sanidad recaen sobre los Estados miembros.

El pasado 20 de enero, Hungría autorizó el fármaco ruso contra el Sars-CoV-2 y el 11 de febrero empezó a administrarlas, al tiempo que anunció la adquisición de 500.000 dosis de la profiláxis de la china Sinopharm. Ha aprobado también otros fármacos como Covishield (India) y CanSino (China).

El primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orban, presumió entonces de que su país tendría el ratio de vacunación más alto de la UE, al sumar los fármacos ruso y chino a las inyecciones adquiridas a través del mecanismo de la Comisión Europea.

Actualmente, Hungría se sitúa como segundo país de la UE que más dosis ha administrado entre su población (en torno a un 26 % frente al 16,3 % de media de la UE), sólo por detrás de Malta.

Y sin embargo está viviendo una fuerte oleada de Covid-19, con una tasa de 315 fallecidos por millón de habitantes en las dos últimas semanas, cuatro veces más que la media comunitaria.

Esta semana, Alemania ha anunciado que también está dispuesta a negociar bilaterlamente con Moscú la compra de vacunas, si la EMA da su aprobación médica.

La Comisión ha señalado que la decisión de Berlín no invalida la "estrategia europea", sino que son dos enfoques distintos. 

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