"Soplar y sorber, no puede ser”. Es una evidencia empírica en forma de refrán. El drama por el que atraviesa Ciudadanos lo podría soportar un partido muy hecho, con estructuras, con cultura de organización forjada en mil batallas internas y externas, con liderazgos contrastados, y con habituado a las complejidades de la política. Pero Ciudadanos es demasiado nuevo y los partidos son radiados y televisados para la opinión pública. La exposición pública los hace más vulnerables.
Los anteriores presidente y secretario de organización de Ciudadanos están reclutando tránsfugas entre sus cargos políticos para pasarlos al Partido Popular y el secretario de organización, y otros, del Partido Popular claman a los afiliados y responsables públicos que su partido está dispuesto a acoger -con precio y gratis- justamente a los afiliados del partido con el que consiguieron la presidencia de la Junta de Andalucía, la alcaldía de Madrid, la comunidad de Madrid, la de Castilla-León y la de Murcia. Cuando la dirección nacional de Ciudadanos quiso cambiar el rumbo en Murcia se descubrió la operación en la que llevaban meses Albert Rivera y Fran Hervías con desayunos, cafés, cenas, almuerzos y meriendas convenciendo a sus antiguos correligionarios para cambiarlos de bando. El resultado es desconcertante, camino de catastrófico. “Completamente del todo”, dijo el líder de los trabalenguas del carnaval, Agustín González, El Chimenea. “Totalmente confirmado” replicó en la SER, Quique Lafuente. Soplaban y sorbían.
No es difícil deducir que las elecciones en Madrid estaban siendo preparadas hacía tiempo y el centralismo madrileño cree que sus resultados cambiarán la historia de España. Serán unas elecciones autonómicas más. Y con una corta duración. En dos años deben celebrarse nuevamente. ¿Tendrán el simbolismo de la revancha a los malos resultados del PP catalán? Probablemente. ¿Significarán la consolidación de un discurso ya claramente populista de derechas en España de la mano de Díaz Ayuso? Seguramente. ¿Publicitarán sin tapujos la alianza entre Vox y el PP, y no en Murcia sino en Madrid, capital de España? Sin duda.
En Andalucía, a la espera de lo pueda acontecer se ha forjado un pacto de socorro y ayuda mutua para blindar un gobierno con presupuestos aprobados, con una riada no acostumbrada de fondos estatales y una izquierda aún desdibujada. Ni se sorbe ni se sopla para salvar la fragilidad de la situación. Se aguarda.
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