Al Cádiz se le corta la digestión en Girona

A los amarillos no les sentó nada bien jugar a las 16.00 y, tras disputar una aceptable primera mitad, se hundieron en la segunda

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  • Zlámal se lanza al suelo intentando arrebetarle el esférico a Peragón y comete penalti. -
  • El Girona decantó el partido a su favor batiendo tres veces en doce minutos a un pésimo Zlámal
Huele mal, muy mal la situación en la que se encuentra el Cádiz. Una nueva y dolorosa derrota hunde a los amarillos en la tabla clasificatoria y mina la moral de una plantilla que por momentos da la sensación de que no cree en sus posibilidades.

Los futbolistas que dirige Javi Gracia se habían propuesto demostrar que lo de Villarreal había sido sólo un accidente, pero el resultado fue aún peor. Salían los amarillos de inicio con Nano y López Silva en las bandas intentando surtir de balones a Ogbeche, contando con el apoyo de Carlos Caballero en la mediapunta.

Y no fue mala la primera mitad por parte de los visitantes, que incluso dominaron el juego algunos minutos. Los amarillos entraban con ganas por ambos flancos, aunque sin crear demasiado peligro ni inquietar a Jorquera.
Un fuera de juego más que dudoso señalado a Peragón evitaba una clara ocasión de peligro ante la portería defendida por el checo Zlámal. Acto seguido, Cristian disparaba desde la media luna del área catalana y el balón era desviado a córner con apuros por Matamala. Dos acciones que dejaban clara la igualdad del partido hasta el momento, algo que no cambiaría hasta el descanso.

La mejor ocasión de los primeros 45 minutos sería para Kiko Ratón, cuyo buen control le permitía dejar atrás a Dani Fragoso y disparar, aunque sus ganas de marcar le pasaban factura al atacante local y el esférico se perdía fuera. Era un aviso de que el Girona no se conformaba con el empate y estaba dispuesto a ir a por todas.
López Silva se veía obligado a realizar una falta para matar un ataque rival, viendo su quinta tarjeta amarilla de la campaña, por lo que será baja para recibir al Celta. Quien no veía la segunda pese a sus reiteradas faltas era Bernaus, al que precisamente López Silva encaraba intentando provocar su expulsión, pero Piñeiro Crespo parecía decidido a no expulsar al lateral del equipo local.

Mientras tanto, Ogbeche seguía a lo suyo unos metros más arriba. El trabajo que realiza el nigeriano para recuperar balones, luchando por cada uno como si fuera el último, es digno de elogio. Sin embargo, si no le llega ninguno en condiciones es imposible que los convierta en gol.

Con un Cádiz bien plantado sobre el terreno de juego de Montilivi, aunque con una ausencia de llegada alarmante arriba se llegaba al tiempo de descanso. El momentáneo empate dejaba abierta la esperanza de puntuar para la segunda parte, pero el partido se convertiría en pesadilla cadista bien pronto.

En la reanudación, Narcís Juliá dejaba fuera a Bernaus, que se estaba buscando a pulso la expulsión, dando entrada a Juanma Hernández. La situación del excadista Juanma como lateral izquierdo por detrás de Moha dotaba de tremendo peligro a la banda izquierda del Girona, aunque podría ser un arma de doble filo, ya que ambos futbolistas de características atacantes tendrían que frenar a López Silva y Cristian.

Un nuevo centro de Nano para Ogbeche llevaba el peligro a la meta de Jorquera, que solventaba sin problemas. Lamentablemente para los intereses amarillos, la jugada catalana en la banda zurda saldría bien. Un buen centro de Juanma era despejado por Dani Fragoso, pero el balón caía a Dorca, que con un complicado disparo desde lejos batía a Zlámal. El balón no entró demasiado ajustado, pero estar tapado por la defensa dificultó la visión del checo, que acusó los nervios y en su siguiente acción cometió un absurdo penalti sobre Peragón. Dos goles en contra en apenas tres minutos, un peso demasiado grande como para que el equipo pudiera reaccionar.

Una gran parada de Jorquera a remate de Ogbeche desesperaba a los amarillos, que veían como su buen trabajo inicial se había tirado en un instante. Además, la herida se agrandaría. En el 64, un tremendo disparo al larguero de Peragón dejaba a Zlámal mirando el balón como las vacas ven pasar el tren y éste le llegaba a Migue, que disparaba y batía de nuevo al portero por el centro.

El Cádiz estaba rendido y lo demostraba en cada jugada. Zlámal, esta vez sí, despejaba el esférico en un mano a mano, pero nadie metía la pierna para alejar el balón, que quedaba suelto para una segunda opción de disparo local.

En busca de algún gol que recortara distancias, Javi Gracia daba entrada a Diego Tristán, pero retiraba a Ogbeche, por lo que seguía con el mismo sistema. El sevillano volvía a entrar al campo con un marcador muy adverso y sus compañeros entregados, por lo que poco podría hacer.

Y para poner la guinda, una lamentable salida del guardameta checo Zlámal, dejaba el balón a los pies de Gabri, que no desaprovecharía el regalo para endosar el cuarto tanto de la tarde y el más fácil de su vida.

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