Quien a buen árbol se arrima...

Sobre el voluntariado

El pasado 5 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Voluntarios y con tal motivo circularon informaciones acerca del crecimiento de esta actividad..

Publicado: 09/12/2020 ·
11:04
· Actualizado: 09/12/2020 · 11:04
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  • Reparto de mascarillas a través de Cruz Roja. -
Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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El pasado 5 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Voluntarios y con tal motivo circularon informaciones acerca del crecimiento de esta actividad en nuestro país. La palabra “voluntariado” es la expresión moderna de algo tan antiguo como la propia humanidad: el altruismo, la solidaridad, el entender como propios los problemas ajenos y por tanto poner en marcha una solución sin una contraprestación específica.

Más allá de los aspectos formales recogidos en la legislación que regula esta actividad, el voluntariado encierra toda una serie de actitudes frente al otro que son un genuino logro evolutivo del ser humano. Se tienen evidencias científicas de que la ayuda mutua dentro de la sociedad surgió hace cientos de miles de años. La solidaridad no es exclusiva de determinadas ideologías o creencias, sino todo un logro evolutivo del ser humano que ha permitido configurar un modelo de sociedad capaz de proporcionar a sus componentes lo que necesitan para vivir una vida plena.

La idea es sencilla. El altruismo, ingrediente principal del voluntariado, es el que puede promover un cambio, tanto en la sociedad como en el individuo, en una relación bidireccional: el individuo ejerce una actividad que repercute en el conjunto social, y la sociedad estimula y modula la acción del individuo.

La decisión personal de querer participar como voluntario/a en cualquiera de las numerosas opciones actuales surge de dos situaciones aparentemente contradictorias: como consecuencia del desarrollo interior, una de cuyas consecuencias es el servicio altruista, y en otro sentido como impulso vital para llenar un vacío interior fruto de circunstancias personales o del actual modo de vida competitivo y superficial.

Sea como fuere, el espíritu de servicio que debe dar lugar al trabajo altruista del voluntariado, se encuentra perfectamente definido por Jean Pictet, en sus comentarios a los Principios de la Cruz Roja: “Servir quiere decir dar, sacrificar una parte de sí mismo, de lo que se posee, en favor de otros., escribió Jean-G. Lossier [uno de los ideólogos de esta organización]. Según él, es necesario, en primer lugar, conocerse, encontrarse a sí mismo, único medio de conocer y de encontrar a los demás. Es muy cierto que cuanto más grande sea nuestra riqueza interior, más frutos producirá nuestro trabajo. Si no hay luz en nosotros, ¿cómo iluminaremos el camino?”, en línea con lo que asegura la filósofa Delia Steinberg: “Para ayudar hay que darse a sí mismo, volcarse íntegramente en lo que hacemos”. Ideas que inspiran, en ambos casos, todo un sentido vital.

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