Lorenzo Pipe Sarmiento, un marino vasco que puso su tiempo y dinero a combatir a los expoliadores de los fondos marinos andaluces, acaba de publicar el libro Odyssey y los Medios de Comunicación. El Watergate español, en el que describe de forma detallada y con vasto material ilustrativo cómo fueron los años en los que una empresa cazatesoros de EEUU navegaba con total impunidad por las costas españolas con el único objetivo de saquear los restos de cualquier pecio que hallara en su singladura.
Aquella labor de Pipe, que encontró un excelente altavoz en las portadas del diario El Faro del Campo de Gibraltar, no ha sido reconocida, y permitió que las autoridades españolas y andaluzas, que habían mirado hacia otro lado, pusieran fin a las correrías de Odyssey. Y, créanme, la clave fue Pipe Sarmiento, con el apoyo admirable de su mujer, Magdalena.
Por aquel entonces (años 2005 y 2006) yo ostentaba el honor de dirigir la redacción del periódico El Faro Información, del grupo Publicaciones del Sur. Y, durante mis primeras conversaciones con él, la pregunta siempre era la misma. ¿Pipe, por qué arriesgas tanto? Su respuesta no variaba. “El mar me ha dado tanto, que yo quiero devolvérselo”.
El caso es que aquel hombre se embarcaba en un velero de su propiedad, junto a su mujer, y seguía los movimientos de Odyssey para poder denunciar en los medios de comunicación (fundamentalmente El Faro) los expolios que cometía la empresa norteamericana con la complicidad por acción u omisión del Ministerio español de Asuntos Exteriores.
Aquello nos costó algunos sobresaltos, incluso que el consejero delegado, José Antonio Mallou, el propio Pipe, el redactor jefe, Manuel Gutiérrez, y un servidor tuviéramos que comparecer ante un juzgado de El Puerto de Santa María tras una querella de un guardia civil jubilado, promovida y respaldada por la Dirección General del instituto armado.
Esa reacción judicial pretendía frenar aquel reguero de informaciones, pero sobre todo conocer las fuentes que manejábamos, algunas de ellas de la propia Guardia Civil. Por supuesto, se cumplió una vez más aquello de que el periodista vale más por lo que calla, que por lo que habla. Sirva este artículo para expresar mi admiración por Pipe, que fue total cuando el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes regresó a España cinco años después.
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