En estos días se ha conocido la noticia de la detención por parte de la Policía Nacional en Jaén de una menor de 14 años acusada de dar una paliza a otra menor a la que supuestamente propinó patadas, puñetazos y tirones de pelos, mientras una tercera grababa para posteriormente difundir por redes sociales.
Unos hechos que se han convertido como virales en las redes sociales.
Me parece tremendamente grave todo esto. Lo es la paliza en sí, lo es también que haya una tercera grabando estos hechos para difundirlos en las redes sociales, lo es que se difunda y, también, es tremendamente grave que se haga viral, es decir, que tenga un alto número de reproducciones.
Sinceramente, no sé en qué mundo vivimos.
La sociedad actual que hemos configurado, en lo que respecta a la educación de nuestros hijos, deja mucho que desear. Se ha fomentado una sociedad violenta, sin valores ni respeto en la mayoría de los casos hacia los demás.
Es verdad que en todos los casos no es así. Que hay jóvenes con grandes valores y que hacen una gran labor. Pero también es cierto que, aunque se tratan hechos como estos de los que les escribo hoy en casos puntuales, se están dando con una frecuencia importante. Y esto es lo que conocemos por la denuncia que se haga en su momento. Habrá muchos más casos que no lleguemos a conocer nunca y que sufrirán muchos chicos en los colegios, institutos y calles de nuestras ciudades.
Esto se trata de una responsabilidad compartida. No es sólo una cuestión de educación en los colegios o en los institutos. Se deben implicar las Administraciones Públicas para ofrecer información a las familias y víctimas sobre medios de denuncia y para dar pautas de concienciación y educación entre los niños con el fin de que no se repitan conductas de este tipo.
Pero, también, dentro de ese celo que todos debemos tener, estaría la importantísima labor de los padres. Debemos fomentar un uso responsable de las tecnologías entre los jóvenes, no sólo en tiempos de disfrute de las mismas, sino en cómo se están utilizando. Se debe enseñar una correcta utilización de redes sociales y aparatos tecnológicos desde edades tempranas.
Ahora bien, no se deben demonizar esas fuentes de formación e información. Pueden ser muy útiles para nuestros niños y jóvenes y deben convivir con esa realidad tecnológica que nos rodea. No deben ser islas en medio de un océano. Para nada.
Si antes les dije que se debe enseñar a un correcto uso de las mismas también ahora les digo que lo más importante es educar en valores, en respeto a los demás, a entender las diferencias y en ser educados con el resto de ciudadanos con los que convivan. Esa es, sin duda, la clave de todo esto sobre lo que les escribo hoy.
Un móvil o una tableta no pueden ser simplemente un recurso para que nuestros hijos nos dejen ver alegremente la televisión sin hacer ruido.
Valoremos esta última reflexión que les hago porque, tal y como vamos, nuestro mundo será tremendamente hostil y desagradable en unos años.
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