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La respuesta a los problemas de Jaén está en Europa

Me siento europeo por los cuatro costados. Compartimos una historia que nos predestina a un objetivo común. No sé si tuvieron la sensación, al llegar por...

Publicado: 05/07/2020 ·
21:32
· Actualizado: 05/07/2020 · 21:32
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Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

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El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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Me siento europeo por los cuatro costados. Compartimos una historia que nos predestina a un objetivo común. No sé si tuvieron la sensación, al llegar por primera vez a París, Roma, Madrid o Lisboa, que no las descubres sino que las recobras. La respuesta al problema español, hoy por hoy, mayormente, está en Bruselas, en Estrasburgo, en las instituciones de la UE. Para Giner de los Ríos o Costa, preclaros compatriotas, la respuesta estaba en la Escuela, en tanto Ortega y Gasset, en la siguiente generación, lo situaba en la Universidad, en la educación superior, en la ciencia que proporciona competencia. Háblenle estos días de tan altas miras al pobre rector de la UJA, Juan Gómez, afanado, como está, ahora, en reclamar a la Junta de Andalucía algo tan esencial como una financiación digna, justa. Luego, justo antes de la vuelta a las caenas que supuso la dictadura franquista, a decir de Azaña, la respuesta al problema español se localizaba en la propia concepción del Estado, un mastodonte centrípeto, autoritario, opaco, pesado, ciego, sordo e ineficaz, que había que democratizar. Hagamos, todos, política, proclamaba el bueno de don Manuel; y hagámosla bien: honesta, modesta y generosamente. Nada más lejos de una realidad donde prolifera la estupidez inmanente a la parapolítica. La negación implacable del derecho a la alternancia en el poder, a golpes, a dentelladas, aunque su legitimidad se asiente en la aritmética parlamentaria, si quienes nos gobiernan en estos momentos se erigen en reedición actualizada de aquella conjunción de izquierdistas, moderados y radicales, que intentó infructuosamente subvertir el statu quo en la década de los treinta del siglo pasado. Esa literatura del desastre, que en la actualidad se presenta en formato digitalizado y viral, plagada de posverdad e incitaciones al odio, promueve el euroescepticismo cuando Europa es la única respuesta sana a buena parte de nuestros males.

Es Europa, y no otra cosa, pese al reduccionismo posBrexit y posCovid-19, la que puede sacarnos las castañas del fuego. Los escasos avances alcanzados en materia de infraestructuras viarias en Jaén se han conseguido precisamente con fondos estructurales y de cohesión europeos. La esperanza vigente en la provincia se canaliza a través de acrónimos europeizantes como EDUSI, ITI o PAC. No hay otra cera de ilusión que arda por estos lares. Para que el ministro Ábalos, por ejemplo, deje de hacernos el avión con el tren, un año después de sus vanas promesas electorales, y que recuperemos, de una vez, cierto protagonismo en el mapa ferroviario español. O en el camino hacia las medidas urgentes que reclama el sector oleícola jiennense al ministro de Agricultura, Luis Planas, que esta mañana asiste en Jaén al Consejo Provincial del Aceite. Los productores de nuestro oro verde velan armas, concienciados en bloque de que hay que retomar las movilizaciones. No es de recibo que las importaciones de aceite de oliva crezcan mientras las bodegas de nuestras almazaras siguen almacenando un porcentaje significativo de la última cosecha. Hechos, y no consejos, para poner coto desde el Gobierno a las maniobras orquestales de la distribución comercial. La UE, por fin, ha dado luz verde, en los reglamentos de transición de la Política Agraria Común (PAC) y en la Organización Común de Mercados de productos agrarios, a la introducción del largamente anhelado artículo 167-bis, la retirada obligatoria, que existe para otros sectores como el vitivinícola, y que no comporta coste alguno en el presupuesto comunitario. El 167-bis permitirá que los Estados-miembros productores de aceite de oliva regulen su propia oferta. Supondría, de facto, la retirada obligatoria por parte de todos los operadores, sin exclusión. Mucho mejor, dónde va a parar, que el chocolate del loro del almacenamiento privado, que licitó en los últimos meses Bruselas a partir de un umbral de precios obsoleto y que, para más inri, es de carácter voluntario. El 167-bis, como subrayan portavoces autorizados del sector cooperativo de Jaén, impondrá que el stock se reparta entre todos, por lo que cada operador se quedará con su parte alícuota del aceite sobrante, por corresponsabilidad y por bemoles. Retirada obligatoria que, si se quiere aplicar ya desde octubre, el Gobierno de España tendrá que regular mediante la normativa correspondiente a propósito de la concreción de la cantidad de aceite a retirar, el tiempo y la manera de reintroducir posteriormente ese contingente en el mercado. Es decir, Planas no viene a Jaén de rositas porque las exigencias del instrumento de la retirada obligatoria, perentorias, obligan a su departamento a esprintar este mismo mes de julio. La respuesta a los problemas de Jaén está en Europa, ciertamente, pese al amplio predicamento que vienen teniendo entre nuestros olivareros más altivos las proclamas antieuropeístas. Soplar y sorber, a la vez, suena a soplapollez, ¿no les parece?

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