Después de 50 días de confinamiento de la población contra la pandemia del coronavirus, España comenzó este lunes la desescalada con la apertura de los pequeños comercios, aunque muchos no pudieron abrir sus puertas porque las restricciones impuestas por el Gobierno les hacen cuestionarse su viabilidad económica.
Los negocios que han tenido más éxito en su apertura son sin duda las peluquerías. La mayoría llevaba días cogiendo citas y muchas han agotado los turnos disponibles para esta semana. Un ejemplo es la que regenta Carmen Romero en el casco histórico de Sevilla, que ha recibido a su primera clienta a las 9,15 horas de la mañana con varios repuestos de batas, gel hidroalcohólico, aparatos para desinfectar los utensilios y mascarillas.
De momento, atiende a sus clientas habituales de una en una ella sola y prevé que la próxima semana se incorporen dos empleadas, que son las encargadas de la manicura, pedicura, depilación y trabajos de estética. Por el espacio con el que cuenta, no podrán atender a más de tres clientas simultáneamente, lo que le genera “incertidumbre”.
"¿Qué cómo lo voy a afrontar?, pues trabajando y renunciando a las vacaciones, no hay otra posibilidad", asegura a EFE Romero con la voz entrecortada.
En Cáceres, la barbería Alpha, también reinició este lunes la actividad con “las tijeras a pleno rendimiento". “La acogida es muy buena... mejor de lo esperado", relata su gerente, Lorena Mayz.
Quien más y quien menos necesita un corte de pelo después de tantos días sin poder hacerlo. Porque pese a poder trabajar a domicilio, estos servicios apenas se han solicitado. Así lo atestigua Miguel, regente desde hace más de dos décadas de “Golpe Peluqueros", en Oviedo. Ha recibido al primer cliente a las 9,30 horas y tampoco tiene prácticamente hueco para el resto de la semana.
“No he hecho ningún servicio a domicilio. La gente no ha llamado por la psicosis", asevera.
ARREGLAR LOS DESASTRES
Por eso ahora es turno de arreglar desaguisados. Noelia, peluquera de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), cuenta que en su primer día lo que más está haciendo es "arreglar los desastres hechos en casa" tirando de tijera y baños de color.
Lo mismo le ocurre a Marisa, peluquera en Sabadell (Barcelona), que ha visto como su teléfono “echa humo” desde que el Gobierno habló de la reapertura por el aluvión de mensajes de sus clientas para pedir cita.
"Muchos necesitaban venir. Teñirse en casa parece fácil, pero no lo es. Imagínate además para las personas mayores", señala.
Sin embargo, algunos dudan de la rentabilidad del negocio una vez que pase este boom inicial. Desde su peluquería en Santiago de Compostela (La Coruña), Sonia Carneiro no sabe si podrá salir adelante y considera que los clientes "no van a acudir en masa", especialmente porque se pregunta "quién se va a arreglar para ir de fiesta, a un evento o a un concierto, cuando la prioridad, y lo posible, es pasear y, cuando se pueda, estar con la familia".
“La estética pasa a un segundo o tercer plano”, añade.
Las peluquerías han sido los negocios que más se han decantado por la apertura, llegando a abrir hasta el 50 % de ellas, mientras que el pequeño comercio y la hostelería son sectores que han mostrado más reticentes, según la organización de autónomos ATA, con sólo un 20 % y un 3 % de negocios que han iniciado la desescalada respectivamente.
ESCASA ACTIVIDAD COMERCIAL
Para la Confederación Española de Comercio (CEC), la escasa actividad comercial el primer día en el que los comercios menores de 400 metros cuadrados han podido abrir con cita previa se debe a que hay mucha "incertidumbre" e "indefinición".
Ese es el principal motivo que ha llevado a Noelia Idoate, regente de una ferretería en Pamplona, a mantener cerradas las puertas de su negocio. Tiene dos empleados a su cargo que se han acogido a un ERTE y asegura que tiene muchas dudas sobre la posible desprotección laboral a la que se arriesga con una apertura apresurada este mismo lunes, sin el respaldo de una normativa detallada.
No obstante, cree que para este tipo de negocio las perspectivas “no son malas” y que van a vender.
”No vendemos artículos de lujo ni supercaprichos. Son cosas que se van rompiendo en casa, más aún cuando estos días la gente ha estado confinada un tiempo. La gente ha cocinado mucho, se ha desgastado el menaje y se ha dedicado a hacer mucho más bricolaje que antes", advierte.
No sucede lo mismo con otro tipo de comercios, como las floristerias. El cierre de los tanatorios y el cese de ceremonias fúnebres afectan de un modo importante a estos negocios. Así lo atestigua Carlota Mateos, regente de un negocio familiar que cuenta con una floristería del centro de Pamplona y un vivero de plantas en la cercana localidad de Ororbia (Navarra), que considera que a pesar de ponerse en marcha de nuevo hoy no recuperará el grueso de su facturación.
Con dos propietarios autónomos y seis trabajadores, ahora en ERTE, la floristería notó un ligero repunte pasado fin de semana con los encargos por el Día de la Madre. A partir de ahora, la idea es funcionar sobre todo con encargos telefónicos y evitar al máximo la presencia física de clientes.
"Ojalá todo vaya bien, aunque dudo de que con las circunstancias que estamos pasando, no sé si el tema de las plantas y las flores será para la gente algo tan necesario como para salir, venir y comprar", señala Mateos.
INVERSIÓN EN MEDIDAS DE PROTECCIÓN
Muchos comerciantes han tenido que realizar inversiones para poder atender a sus clientes con la máxima seguridad. Uno de ellos es Javier Fernández, propietario de la tienda de ropa masculina Hughon en Murcia, que no atenderá a sus clientes hasta el próximo día 11.
Mañana instalará una máquina de ozono que ha adquirido por unos 300 euros para desinfectar las prendas cuando la gente se las pruebe y el propio espacio, ya que cubre entre los 80 y cien metros cuadrados transformando el oxígeno en ozono.
No obstante, las perspectivas no son inciertas, ya que se han suspendido bodas y comuniones, celebraciones que suponían ingresos importantes para este negocio.
MÍNIMA APERTURA EN RESTAURACIÓN
Los bares, cafeterías y restaurantes pueden desde este lunes volver a abrir sus locales en el marco del proceso de desescalada, pero únicamente para dar servicio de comida para llevar, un tipo de venta con escaso peso en España. Por eso pocos se han animado a abrir.
"¿Abrir solo para hacer comida para llevar? Es una ruina, abrir significa activar las cámaras frigoríficas, aumentar los gastos de agua, electricidad y todo lo demás, y sacar del ERTE a los trabajadores", reflexiona el propietario de un establecimiento del centro de Sevilla.
En declaraciones a EFE, el empresario asegura que la temporada alta de la capital andaluza se ha "perdido" después de haber hecho un gran "acopio de mercancías", y vaticina que muchos bares de Sevilla cerrarán para siempre.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Hostelería de Sevilla, Antonio Luque, ha asegurado que es "totalmente inviable que un negocio con doce veladores, por ejemplo, sólo pueda abrir con seis (inicialmente se dijo el 30 %)", por lo que ha aconsejado no abrir ningún bar hasta que "el Gobierno ofrezca una seguridad económica y sanitaria".
ISLAS QUE INICIAN LA FASE 1
En Formentera -isla que parte hoy de la fase 1 del proceso de desescalada junto con La Gomera, El Hierro, La Graciosa- ya han podido verse clientes en las terrazas. El Bar Centro, ubicado en la plaza del núcleo urbano de Sant Francesc, en Formentera, ha abierto a las 7,30 de la mañana aunque su propietario, José Ferrer, no sabe qué horario realizará.
Por estas fechas y en temporadas pasadas, el horario de cierre se prolongaría hasta la 1,00 de la madrugada, “pero ahora mismo no tiene sentido”, según Ferrer.
Tampoco lo tiene contar con la plantilla habitual. En condiciones normales, el establecimiento cuenta con 12 trabajadores y hoy sólo son cuatro, tres a tiempo completo y uno a tiempo parcial.
Respecto a los establecimientos hoteleros, el seguimiento es nulo. Juan Manuel Costa, responsable de cinco de ellos en la isla, que suman unas 700 plazas, considera que cualquiera de las fases de desescalada son “inaplicables completamente” si no hay conexiones marítimas y aéreas para que los turistas lleguen a la isla.
Para Costa, las conexiones deben traspasar las fronteras nacionales, ya que isla recibe mayoritariamente turismo europeo, y en el caso de sus hoteles, sobre todo italiano, que ocupa el 70 % de las plazas. Además, añade, gran parte de su plantilla viene de fuera de la isla.
Siendo optimista, Costa espera poder abrir sus hoteles entre mitad y final de junio, si se restablecen las conexiones aéreas.
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