Más ganas que certezas para la reactivación de la hostelería

Publicado: 26/04/2020
El sector planifica la vuelta en Cádiz y la Junta alimenta expectativas, pero decide el Gobierno. La vuelta depende también de si las condiciones son rentables
Conforme descienden los contagios en Andalucía, la normalidad pide paso con mayor insistencia. El propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, aseguró este martes en una entrevista en Telecinco que es partidario de abrir “con limitaciones” hoteles, restaurantes y playas el próximo verano.

En este sentido, adelantó algunas de las condiciones que baraja el sector y que  confirmó Antonio de María, máximo representante de la patronal, en conversación telefónica y, posteriormente, en un encuentro empresarial este jueves. Los locales habrán de certificar la desinfección y la limpieza microbiológica de manera diaria, tomarán la temperatura y ampliarán los espacios entre las mesas. Y, además, reducirán aforo, al tiempo que se controlará el acceso a la costa.

De María rechaza medidas como la colocación de mamparas o la separación de comensales. “Se habla de que se siente uno por mesa”, exclama, algo que tacha “de locura”. “Si dos parejas llegan juntas al local para comer, ¿qué riesgo hay en que sigan juntas?”, se pregunta. La clave está, dice, “en que el cliente tenga la máxima confianza y todas las garantías sanitarias”.

Para ello, es fundamental el control de las plantillas, tal y como se hace ya con la salmonelosis, e-coli y hepatitis. Anualmente cada empleado se somete a un riguroso examen de salud al que ahora habrá que añadir, dice, el test del coronavirus.

Sin embargo, tanto lo que plantea Juanma Moreno como el sector por medio de la patronal no dejan de ser propuestas. Todo depende, recuerda el presidente de la Asociación Provincial de Hoteles, Stefaan de Clerck, del Gobierno central. Y aún, a estas alturas de la temporada, con el verano a la vuelta de la esquina, no hay nada concreto. Ni en lo relativo a cuándo se podrá abrir ni, lo que es más importante, a cómo podrá hacerse.

De Clerk  asume las propuestas de Horeca y pronostica el fin del bufé libre y su sustitución por el servicio directo a la carta o el room service. Añade alguna otra medida que se está barajando, tanto a nivel nacional como autonómico, como la digitalización del registro de los huéspedes para restringuir el contacto y facilitar toda la tramitación ordinaria.

Por otro lado, se opone, igualmente, la toma de medidas como la instalación de mamparas, costosas y molestas, salvo en recepción y en las barras de los bares, y advierte, no obstante, de que es necesario planificar y clarificar los criterios de la reapertura porque los establecimiento deben hacer números.  “Según cuánto de drásticas sean las medidas, resultará conveniente o no retomar la actividad”, declara. Es de capital importancia. “Para rentabilizar los costes de personal, un hotel debe alcanzar al menos el 45% de la ocupación -explica-, y para comenzar a obtener costes, debe superarse el 60%”. Si las playas no están abiertas al público, se reduce el aforo a la mitad y el coste de las condiciones impuestas es elevado, los hoteles, muy probablemente, no abrirán hasta marzo del próximo año.  

Cáterig y formación

La incertidumbre y la asunción de que el negocio se ha transformado irremediablemente es compartida por otras dos actividades vinculadas al sector. Por un lado, Pepe Naranjo, gerente de Clavo y Canela, asegura que “el cliente tiene ganas pero también tiene miedo”, de manera que aún no ha cancelado los eventos previstos para julio y agosto porque los organizadores quieren llevarlos a cabo, pero temen que las condiciones disuadan a los invitados a participar o tengan que reducir el número de comensales.

“Estamos en un mar de dudas y eso pasa factura”, lamenta, “y ya hemos perdido el 50% de facturación del año”, que en esta provincia se consigue entre Semana Santa y Feria de Jerez. Pese a todo, aguanta el tirón, dice, porque “tengo margen y puedo ofrecer flexibilidad a quienes contratan nuestros servicios”, pero también es consciente de que eso reportará un incremento de gasto y menos margen de beneficio. A lo que hay que sumar, añade, los cambios en el negocio que habrá que afrontar: más personal para evitar que la gente se arremoline en torno al camarero o el cumplimiento de medidas sanitarias que también habrá que garantizar en las instalaciones donde se desarrolle la celebración.

Finalmente, el director de MasterClass Courses, Álvaro Amaya, prepara ya un giro en el servicio de formación en el sector, hasta ahora presencial en un 60% y online en un 40%. “A partir de ahora, los cursos serán en un 90% a través de Webinar”, augura. Para eso se prepara. Aunque da por hecho que la actividad de su sector no se reactivará hasta que los establecimientos puedan hacer negocio. ¿Cuándo? Septiembre, espera. Y ya sería buena noticia.

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