Educar para el futuro

Liderazgo y confianza

Las personas no podemos actuar ni como un rebaño de mansos borregos conducidos por pastores ni como el ganado que corre en estampida cuando los vaqueros dispara

Publicado: 20/03/2020 ·
09:29
· Actualizado: 20/03/2020 · 09:30
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Vaya por delante que ahora es el momento de estar todos unidos para superar la grave situación sanitaria en que nos encontramos en la cual cada uno de nosotros deberá asumir su propia responsabilidad. Pero nada mi nadie nos puede obligar a olvidar y hacer un borrón y cuenta nueva de los errores que se han cometido, porque si lo hacemos seguro que se vuelven a repetir.

Espero que algún día llegue el momento de exigir responsabilidades, ahora solo haré una breve reflexión sobre la relación entre la autoridad y el liderazgo. La verdadera autoridad emana del liderazgo y en ocasiones cuando como ciudadanos miramos a los responsables de nuestro destino podemos acusarles de querer imponernos las cosas porque ante nuestras propias narices su carencia de liderazgo haya transformado la autoridad que pueda emanar de ellos en simple autoritarismo.

Esto se pone automáticamente de relieve cuando los acontecimientos cotidianos obligan a los deben velar por nuestro bienestar a tomar decisiones que pueden afectarnos directamente, aunque ya – por mucho que se quieran responsabilizar – probablemente no recuperen nuestra confianza.

Se puede ser sincero actuando con liderazgo como haciéndolo con autoridad, pero lo cierto es que una de las principales diferencias entre ambas formas de actuar radica en que la verdad fortalece la confianza de los demás en quien actúa como un auténtico líder, mientras que quien actúa solo con autoridad debe gestionar la verdad para lograr esa confianza.

Es llamativa la aparente facilidad con que muchos pasan de gestionar la verdad a manipularla, cuando toman decisiones valiéndose solo de su autoridad para salirse con la suya y encubrir sus errores.

Es triste ver a estos individuos carentes de liderazgo y propensos al autoritarismo defenderse de las críticas argumentando que no es el momento, pero olvidando que a esas alturas su actuación artera ya ha destruido la confianza de quienes deben atender sus llamamientos, los cuales solo lo harán por miedo a las consecuencias derivadas de la situación o impuestas por la autoridad.

Puede justificarse la pérdida temporal de ciertas libertades en situaciones de emergencia social, pero la pérdida de confianza en quienes conducen la sociedad puede ser un problema difícil de superar.

Menos mal que, a pesar de todo, cuando los ciudadanos asumen la situación de emergencia suelen transformarse en líderes de sus propios destinos y actúan en consecuencia.

Las personas no podemos actuar ni como un rebaño de mansos borregos conducidos por pastores ni como el ganado que corre en estampida cuando los vaqueros disparan al aire.

Para conducir animales no hacen falta líderes, basta con tener autoridad sobre ellos para conducirlos incluso al matadero.

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