Vivo sin vivir en mí, y tan baja vida espero que muero porque no vivo. O algo así. La cuestión es que entre unos y otros no nos dejan vivir. En el manicomio ha caído como una bomba eso de que ya no se puedan decir piropos. Incluso estamos viendo que algunos ahí fuera pretenden borrar del diccionario expresiones como guapa, tremenda, capullito de alhelí, divina y pedazo piva. Hemos leído que hay en danza un anteproyecto que tiene el nombre más largo que las pruebas del tranvía. Por lo visto se llama Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual y lo que te rondaré morena.
Para empezar, el engendro tiene 69 páginas, cifra que ya te va indicando cómo trabaja el subconsciente. Yo me lo he leído entero y, como protesta, me he tirado la tarde piropeando a la tapia del patio, que es un pedazo de tapia. El fallo fundamental que he observado es que esta Ley no distingue la manera de ser del pueblo hispánico. No es lo mismo un piropo dicho por uno de Cabezón de la Sierra (Provincia de Burgos), que uno lanzado por un nativo de la Ardila (Provincia de Cádiz). Los locos no tenemos gracia para echar piropos normales, pero conozco gente que los borda.
También hay expresiones malsonantes, pero eso no son piropos, sino producto de gente más enferma del coco que nosotros. La ley del nombre largo quiere acabar con los que dicen piropos, aunque deja traslucir que lo ideal sería acabar incluso con los que los piensan. He leído en la biblioteca del manicomio que la palabra piropo viene del griego y significa “rojo fuego”, es decir, que el piropo es fuego y el pirómano un hijo de su madre. A partir de que se apruebe esa Ley (quitándole las faltas de ortografía), se va a perseguir a todo el que diga piropos, caiga quien caiga.
Esos albañiles que dejan por un momento a un lado los ladrillos para decirle a una chavala lo guapa que va pisando el pavimento serán multados fuertemente en la misma obra, a no ser que la chica declare que aceptaría de buen grado que le dijeran algo bonito. Lo que pasa es que después hay que demostrar que la chavala está de acuerdo con la cosa. Por eso, mucha gente está contratando a notarios que certifiquen la inocente bondad de sus piropos. También pueden denunciarse los piropos que no gusten y ya el juez dirá lo que hay que hacer en cada paso.
El problema es dónde denunciar. En Facebook he encontrado una guía de lugares donde se pueden denunciar determinados piropos. Por ejemplo: -Estás como un tren (en la Renfe). -Madre mía, ¡qué monumento! (en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte). -Hola, cielo (en la Agencia Estatal de Metereología). -Peeedazo cuerpo serrano (en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca). -Estás de infarto (en el Ministerio de Sanidad). -Me pones como una moto (en la Dirección General de Tráfico). -¿Qué te pongo, reina? (en la Casa Real)…etc…Tenemos que ir cambiando la mente, la mentalidad y de camino la forma de hablar. Antes se decía por ejemplo: Chiquilla, qué guapa vas. Hay que morir contigo. Ahora: Por favor, ¿me permite dirigirme a Usted para alabar el don que emana de su rostro y expresarle que no me importaría viajar al más allá acompañado de su grata presencia?
Total, resumiendo, que estos legisladores son los cuerdos y cobran su peso en oro por hacer este tipo de leyes, mientras que nosotros somos los locos y hacemos malabarismos para llegar a fin de mes.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es