El movimiento de Pablo Casado de quitar de candidato a Alfonso Alonso en el País Vasco es una jugada política de largo alcance. Alonso, antiguo alcalde de Vitoria y portavoz en el Congreso del Partido Popular, ha sido apartado de la candidatura, a pesar de ser el presidente del partido en Euskadi, porque Pablo Casado y José María Aznar han trazado un camino para el PP aunque algunos sectores del partido no lo comparten.
El fondo del asunto - están de acuerdo todos los analistas - es la apuesta a medio plazo de la unificación del centro derecha en las siglas del PP. Este paso es el primero. La unificación o la absorción de Ciudadanos es el inicio de una “hoja de ruta” en la que la foto final será el acuerdo con Vox para llevar a cabo la unificación de todo el centro derecha español. Lo ha verbalizado y escrito en la fundación de Aznar, FAES, el propio expresidente: “Los casos del País Vasco y Cataluña son paradigmáticos de esta absurda y suicida canibalización en la que se ha instalado el centroderecha español, tirando por la borda los esfuerzos y la visión estratégica que permitió la articulación de una fuerza política capaz de erigirse con éxito en la alternativa efectiva a la izquierda”. Si el obstáculo era Alonso, por su oposición a regalarle puestos de salida a Ciudadanos en las listas autonómicas vascas, pues peor para Alonso. El partido siempre gana sobre las personas. Ése ha sido el resultado de la estrategia ya prevista. El siguiente paso será Cataluña. La excepción la ha marcado Feijoo en Galicia, porque tiene mayoría absoluta y despachó con una corta conversación telefónica a Inés Arrimadas, encargada por Casado.
Los riesgos para Casado son muchos porque parece que Carlos Iturgaiz -a pesar de su trayectoria pasada- ya no encaja en el momento actual de la política vasca y sus primeras declaraciones así lo acreditan -habla de fasciocomunistas-. Ciudadanos, con su frontal rechazo tradicional -ahora matizado- al sistema foral y al Concierto Económico-, tampoco suscita mucho entusiasmo en aquellas tierras, bien acostumbradas a una financiación propia, diferente y ventajosa. Un mal resultado será endosado al patrocinador de la operación, Pablo Casado y no Carlos Iturgaiz.
En cuanto al final de la estrategia, resulta mucho más que dudoso que Vox acepte integrarse en el PP a estas alturas.
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