Antes de entrar en detalles personales acaecidos, deseo aprovechar la ocasión, porque estoy seguro de que muchos onubenses lo ignoran, y me parece que es bueno saber el porqué de lo que tenemos, sobremanera, si se trata para bien. Pienso que es una forma de hacer justicia, de la que me parece que no sé un pimiento, al rescatar del libro que hicimos Bacedoni y yo, el maestro dibujante con su plumilla, y uno poniéndole el texto, sobre el nombre, origen, e historial de Manuel Lois, para que se conozca.
Antes de llegar al hecho personal que me ocurrió el pasado 13 de febrero y que Urgencias Manuel Lois enviara un equipo a mi domicilio de Viaplana, donde fui atendido, pretendo, como digo, explicar a aquellos ciudadanos que no lo saben que, tras la desaparición del Hospital Manuel Lois o Agromán, como también fue conocido por la empresa constructora, que contó para ciertos trabajos con el padre de nuestra cantaora de flamenco Tina Pavón, cantante de los poetas, Manuel Lois sigue vigente en Huelva, en un lugar sanitario más pequeño y recoleto pero, si cabe, con la misma intensidad en sus profesionales, a pesar de la crisis sanitaria, encabezando la extensión de la Huerta de Mena, recibiendo los soles matinales y los vientos salineros del océano como una dualidad constante de vida, de tal modo que nos hace sacar de la oscuridad a Manuel Lois.
En este sentido diremos que Manuel Lois García había nacido en una pequeña aldea (Ordenes) de Santiago de Compostela y fue soldado de infantería en la Marina, al que se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando el 16 de mayo de 1939 por una actuación abordo del crucero Baleares en la batalla del cabo Cherchel, cerca de Argel. Al crucero Baleares le hicieron una emboscada, se enfrentó a un convoy de diez unidades y cuatro mercantes, se entabló un combate y Manuel Lois recibió un impacto en la caja que contenía explosivos iluminantes. Dándose cuenta de lo ocurrido, a sabiendas de que aquello podía acabar con el buque, con total desprecio a la vida, cogió el proyectil, lo arropó con el cuerpo y corriendo en llamas, se fue hacia la popa y se lanzó al agua.
Sus compañeros al ver lo que había hecho, hicieron lo propio y se lanzaron para rescatarlo, cosa que consiguieron para subirlo al buque en unas condiciones gravísimas. Una vez en la enfermería, todos los esfuerzos por salvarle la vida resultaron vanos puesto que Manuel Lois había recibido en su cuerpo quemaduras de un alto grado en órganos vitales. Por consiguiente, el nombre del laureado gallego queda para la posteridad en la Huelva olvidada y rosa.
Y todo viene a cuento porque la semana pasada fui asistido en mi domicilio por un golpe bajo de glaucoma, inesperado, confundido con otros síntomas, pues había estado con anterioridad en el Juan Ramón Jiménez, pero una llamada de mi señora a Urgencias, Manuel Lois, la prontitud de la respuesta con la presencia de un equipo médico y las diligencias acertadas de la rubia doctora y sus auxiliares lograron sacarme del trance, merced al celo puesto de manifiesto porque el caso lo requería. Gracias Manuel Lois (Urgencias), y a vosotras, ejemplares profesionales, que pese a mi insistencia por saber vuestros nombres, elegisteis permanecer en el anonimato.
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