Los Cuatro Vientos tiene el tiempo contado para su desaparición, aunque las dos familias titulares del local se resisten a abandonar el solar que ocupan desde hace algo más de dos décadas como así les ha instado la Autoridad Portuaria, propietaria de los terrenos sobre los que planea la construcción de un establecimiento hotelero, tal y como se incluyó en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y que el nuevo equipo redactor mantiene.
Esta semana, la policía portuaria les hizo entrega a José Díaz y Antonio González de una orden para que entregasen las llaves del establecimiento otorgándoles 24 horas para el desalojo. Ninguno aceptó porque reconocen que no tienen a dónde ir, ya que ambas familias viven en habitaciones construidas junto al mítico bar. La recogida de firmas -llevan más de diez mil- para evitar el deshaucio no está teniendo los resultados que esperaban, por lo que lo único que les queda es que el juzgado de lo contencioso administrativo resuelva un conflicto que tuvo su origen el pasado verano.
En junio, el consejo de administración de la Autoridad Portuaria aprobaba proceder a la recuperación de estos terrenos que fueron cedidos allá por 1980 con una concesión que si bien en principio fue indefinida -aunque de forma verbal, según comenta el hijo de Antonio González- se convirtió posteriormente en anual. En 2002 se le otorgó por parte de Puertos la última prórroga, de ahí que desde 2003 las dos familias estén pendientes de su desalojo. Aceptan que la propietaria quiera recuperar los, aproximadamente, 500 metros cuadrados de suelo pero exigen que se les compense de alguna forma.
Una vivienda y un negocio, una concesión similar en cualquier otro lugar, son las dos opciones que exigen ambas familias. No en vano, José Díaz regenta el bar desde hace décadas. Allí nacieron sus hijos, han crecido y han visto cómo el negocio prosperaba. Su reconocimiento público es notorio, hasta el punto de que incluso ha recibido firmas para apoyar el mantenimiento del bar desde Alemania. Todavía sigue recogiendo el apoyo de quienes acuden de forma diaria al establecimiento al tiempo que recopila toda la documentación que resume su historia, pasado y presente, porque el futuro no lo ve muy claro hasta que los tribunales decidan.
Antonio González fue quien llegó primero a esta parte de La Puntilla y vive en una zona aledaña con su hijo, su nuera y cuatro nietos. Su hijo Jesús Antonio asegura que no tienen dónde ir si se les echa de Los Cuatro Vientos, de ahí que solicite una vivienda para su familia. Ambos han escrito al Defensor del Pueblo Andaluz, han solicitado entrevistarse con el alcalde, Enrique Moresco, y también con el concejal de Vivienda, Antonio Jesús Ruiz. Sólo pueden esperar en la lista de Suvipuerto para acceder a una casa. El abogado de ambos, José Pedrosa, ha recurrido todas las decisiones de Autoridad Portuaria alegando la indefensión de sus clientes. Puertos no está por la labor de indemnizarles.
La situación de Los Cuatro Vientos no es única, ya que su vecino El Piriñaca también correrá la misma suerte, al igual que El Pescador, aunque este establecimiento lleva ya algunos años sin actividad comercial.
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