El Museo de Bellas Artes de Sevilla acogió ayer el acto de entrega de la obra San Jerónimo oyendo la trompeta del Juicio Final (1660), del autor jienense Sebastián Martínez. El cuadro, que había salido a subasta por 120.000 euros, permanecerá en el museo hasta que la Fiscalía de Córdoba determine su destino final. Esta operación supone “un triunfo de la cooperación entre las administraciones”, afirmó la consejera de Cultura, Patricia del Pozo.
El jefe de la Brigada Central de Delincuencia Especializada de la Comisaría General de Policía Judicial, Félix López Rivera, y el jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, Fernando Porcel, comentaron los detalles de la operación que ha terminado con la recuperación de esta valiosa obra de arte. Fue el Ministerio de Cultura el que dio la voz de alarma al conocer que la obra salía a subasta en una casa de apuestas sevillana, po un valor de 120.000 euros.
Los bienes de interés cultural no pueden ser vendidos a particulares, según la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985.
La obra se encontraba inicialmente en el Convento de Dominicas del Corpus Christi de Córdoba, según dató en los años noventa un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba mientras realizaba su tesis. Según la investigación, habrían sido las propias dominicas las que habrían realizado la venta a un anticuario ahora fallecido. El Jefe de la Brigada, Fernando Porcel, destacó que la colaboración de las “fuentes externas” es clave para poder datar los bienes culturales que se encuentran en los conventos.
Estas congregaciones dependen directamente de Roma y “la mayoría de sus bienes no están inventariados”, como sí ocurre en el caso de las iglesias.
El acto contó con la presencia de la consejera de cultura, Patricia del Pozo, y la delegada del Gobierno en Andalucía, Sandra García, que pusieron de relieve la colaboración de las administraciones implicadas y alabaron la labor policial. También se encontraba entre los presentes la directora del museo, María de Valme, que no aclaró si la obra se expondrá públicamente durante el periodo de cesión. El destino final de la obra, que ha pasado por cuatro propietarios, lo determinará la investigación de la Fiscalía de Córdoba.
El convento donde se encontraba originalmente la obra es ahora la sede de la Fundación Antonio Gala.