La escritura perpetua

Fantasía

Natalia Erice es una excelente actriz que llena el escenario ella sola, apoyándose en su talento, su extraordinaria formación actoral, vitalidad y energía

Publicado: 13/02/2020 ·
12:52
· Actualizado: 13/02/2020 · 12:52
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Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Natalia Erice es una excelente actriz que llena el escenario ella sola, apoyándose en su talento, su extraordinaria formación actoral, la vitalidad y energía que transmite, y el dominio de la voz, que puede saltar de un tono a otro, a acentos diferentes, de modo que se convierte en numerosos personajes siendo ella sola. Interpreta en el teatro Mirador de Madrid la obra ‘Ring Ring cuénteme’, basada en textos de Gianni Rodari, notable autor italiano de literatura infantil del que ahora se celebra el centenario de su nacimiento, y ella, Natalia Erice, aprovecha todos los recovecos de la obra original para llenar la representación de arte comunicativo y, algo muy a tener en cuenta, reconvierte el humor en sentido del humor. Matiz esencial. De esa forma, ‘Ring Ring…’ aparece como un espectáculo -“para un público de 6 a 99 años”- pleno de vitalidad y ritmo. La fantasía habla aquí con acento italiano.    

Porque no se trata de una obra que persiga exclusivamente el entretenimiento. ‘Ring Ring…’ es una comedia, ya está dicho, pero en el subsuelo hay un mensaje nada convencional. El programa menciona que la función es “un homenaje a todas las madres trabajadoras, que se las ingenian a diario para educar a sus hijos y contagiarles la magia de la vida”. La señora Bianchi es reportera y una viajera incansable que, todas las noches, a las nueve en punto, se las ingenia para llamar desde un teléfono fijo -entonces no existían los móviles-  a su pequeña hija Pauleta, que se ha quedado en casa cuidada por el padre, y contarle alguna de las maravillosas historias que ella está conociendo mientras busca el ‘País de Los Felices’. Es magnífico el relato de la nariz que se despega del hombre, Nasón, y se va a la playa para tomar plácidamente el sol “tumbada sobre un pañuelo de nariz”. Y entre unas cosas y otras, mientras la señora Bianchi va de un lado a otro del escenario, con su delicado acento italiano, narra la historia de un desafortunado rey: “El monarca parece un poco carca”.

Porque, evidentemente, esta función no habla de príncipes y princesas, como los antiguos cuentos infantiles, sino de maravillosas aventuras en lugares recónditos, de mujeres libres, y transmite alegría de vivir a través de su permanente paseo a través de una atmósfera poética. De deliciosa poesía. Un fuerte aplauso para la señora Bianchi.

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