Decía Charles Péguy (o Pierre Deloire, que creo que así firmó su imprescindible libro “El frente está en todas partes”) que una gran filosofía no es la que instala la verdad definitiva, es la que produce una inquietud. Eso es justo lo que me ha producido “Filosofía a sorbos” el último libro de Andrés Lomeña Cantos (el guionista del archipremiado cortometraje “Psicópolis”).
La filosofía está en ruinas y los biempensantes claman por volver a levantar la vieja fortaleza de las ideas. Recordemos que Alejandro Magno quiso conocer a Crates de Tebas, un filósofo cínico, y le preguntó si deseaba que reconstruyera su ciudad natal. Crates respondió: ¿Para qué, para que venga otro Alejandro y la vuelva a destruir? He aquí la tragedia de la filosofía: ¿para qué reconstruirla otra vez? ¿Para volver a dejar a la mayoría de la población fuera de sus murallas?
Aunque Nietzsche nos enseñó a filosofar a martillazos, buena parte de la tradición occidental parece haber filosofado a base de somníferos para el lector medio. Si la filosofía quiere salir a las calles, no puede limitarse a tratar los asuntos de la Academia. Los filósofos tendrán que bajarse los pantalones (como hizo, literalmente, Diógenes de Sínope) y hablar de la realidad más cercana hasta en la contraportada [las solapas] de los libros, reflexionando sobre los bostezos, los pies, la sangre, los excrementos o los gilipollas que pueblan el mundo. Hay sorbos filosóficos en los móviles, el fútbol, el sexo, las drogas e incluso en los cubos de Rubik. Y aún quedarían los tragos más importantes del individuo contemporáneo: las películas y series de televisión que consumimos.
Filosofía a sorbos vierte breves análisis sobre numerosas películas, series y dibujos animados. En estas páginas, Juego de Tronos es un pequeño tratado sobre la discapacidad, Bola de Dragón una parábola sobre el pánico nuclear, Friends una oda a la mediocridad y Alien una alegoría en clave de terror sobre el parto. Whitehead escribió que la historia de la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de Platón, y aquí encontrará deliciosos sorbos (notas a pie de página de Aristóteles, Descartes, Kant o Marx) en creaciones como Los caballeros del zodiaco, Rick y Morty, V de Vendetta, El bosque o (Des)encanto.
Dice a modo de desafío el autor: “Describir todo el contenido de este libro es como querer bebérselo de un tirón. En lugar de eso, prueba a dar un par de sorbos…”
No se me ocurre mejor idea.
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