Una ciudadana pide arreglos para su casa y un futuro para sus hijos

Con el salario social no le llega

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  • Ha estado haciendo obras para acabar con las humedades.
Ángela Montoya, ciudadana portuense, solicita ayuda y atención por parte del Ayuntamiento, puesto que la vivienda con la que cuenta en la plaza Uva Palomina, cedida por el Consistorio, no cuenta con los requisitos necesarios para mantener a ocho personas como tiene su marido al cargo, estando desempleado desde hace un año.

Admite esta ciudadana que ha vivido engañada por la administración local durante 25 años. Derribaron su vivienda en la avenida de la Diputación y le ofrecieron instalarse en un inmueble de la Ribera del Río para un mes, a pesar de que no fue así sino varios años y Vivienda le concedió una casa en La Vid, pero asegura que “cuando me la dieron fue sin luz, sin agua, sin los tubos necesarios y sin ni siquiera los casquillos. Y las paredes se caían. Tengo las persianas rotas desde el principio y no me las han arreglado. He tenido que coger dinero del salario social que percibo para poder hacer una obra, quitándoselo incluso a mis hijos para comer”, confirma.

Entiende que “no es una vivienda digna” a pesar de que lleva mucho tiempo luchando con la trabajadora social para ello. “Pero después viene gente de fuera y le dan un piso y a mí me han dejado sin futuro”. Confirma que “no se deben preocupar tanto por la obra que estoy haciendo”, ya que asegura que se la quieren echar para atrás, porque es por el bien de su familia, puesto que entre los ocho miembros que forman la familia cuatro son menores y necesitan una casa en condiciones, “sino por darnos un futuro mejor y que le busquen un trabajado a mi marido. Y si me la echan abajo, me la pagan, porque me están causando un daño psicológico y físico”.

Además, destaca que “pedimos al Ayuntamiento que nos pusieran un camión de mudanza y se negaron. Fueron mis hijos los que tuvieron que traer la ropa y sus cosas en un carro de la compra como si fueran burros”. Pero apunta que no tienen dinero para pagar dicho servicio, "porque a veces no tenemos ni para comer con 400 euros que tenemos por mi invalidez”, del 57%, “y tenemos que pagar agua, luz y casa”.
Asegura que “hay vecinos racistas y dicen que pongo la basura en las escaleras cuando eso es mentira. Se ha roto un cristal que quieren que pague y me niego, que lo haga la comunidad”. En general considera que “les molesta todo lo que hago sólo por ser de raza gitana, pero ¿cuándo ellos forman escándalo no me molestan a mí?”.

Además, admite que “en la Ribera del Río también vivíamos en una ratonera sin agua y sin luz. Han estado jugando con cuatro menores. Teníamos que coger agua de una fuente, que se pensaba la gente que yo era una negra con ocho negritos”. Apunta que tiene una hija en edad escolar y a veces “no la puedo llevar al colegio porque no tengo medios suficientes. El Ayuntamiento no se ha preocupado por si mis hijos comían o no”.

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