Recuperar un lugar con encanto en pleno centro urbano de Arcos y un auténtico emblema de la hostelería de toda la vida ha sido el objetivo del reputado empresario José Antonio Saborido -propietario y chef del restaurante Avenida 34- para poner de nuevo en valor el legendario bar El Faro. Para ello, y tras una profunda y exquisita reforma, El Faro reabre sus puertas con nueva decoración que combina tradición y vanguardia, y que ha deparado la recuperación de una cueva que hasta ahora era utilizada como almacén y que se ha convertido en uno de los rincones con mayor encanto del local. José Antonio admite que tomó las riendas de El Faro por casualidad, al ver un día el cartel de alquiler o traspaso del local. No se lo pensó dos veces y apostó por todo un clásico de Arcos.
El Faro reabre con una plantilla de diez trabajadores para prestar un buen servicio y aumentar su capacidad de atención a un público que absorbe tanto a arcenses como a los turistas que habitualmente llegan al Paseo de Andalucía. La plantilla, en la que destaca la presencia del conocido hostelero Manuel Ramírez, ha recibido su correspondiente formación para atender mejor, si cabe al público. De hecho, esta misma semana recibe un curso para servir el mejor café.
Pero la propuesta de El Faro va mucho más allá. Como restaurante, ofrece una amplia carta en la que abundan los productos de la provincia, desde el típico pescaíto frito hasta los platos estrellas de La Janda: la carne de retinto y el atún presentado de varias formas, a cual más exquisita. También recupera las chacinas y los inmejorables quesos de la Sierra, verduras frescas de temporada y los platos más característicos de la gastronomía arcense como su reconocido ajo molinero.
Tanto en el interior del restaurante como en su amplia terraza, El Faro aspira a convertirse en esta nueva etapa en un referente de la cocina arcense gracias a la profesionalidad de su plantilla y a la experiencia y buen hacer de José Antonio Saborido, tantas veces premiado como chef.
La primera visita al local sorprenderá por los cambios introducidos, pues, como se suele decir, El Faro tiene un antes y un después.
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