Educar para el futuro

Las aulas avisan de como cae el respeto en los más jóvenes

Se origina en gran parte por la forma de comportarse de muchos personajes públicos y por el buenismo de algunos responsables políticos de la docencia

Publicado: 22/11/2019 ·
13:07
· Actualizado: 22/11/2019 · 13:07
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

VISITAR BLOG

Un conocido sindicato de docentes ha hecho público un informe sobre el estado actual de la violencia ejercida sobre el profesorado en los centros de enseñanza de nuestro país y sus conclusiones no podían ser más preocupantes: la violencia hacia los docentes ha aumentado paulatinamente en los últimos años, especialmente la verbal y los profesores suelen tardar una media de entre diez y quince minutos en poder comenzar sus clases en el aula.

Este problema se origina en gran parte por la forma de comportarse de muchos personajes públicos y por el buenismo de algunos responsables políticos de la docencia, más preocupados por el que dirán que por solucionar la situación.

A esto se une la curiosa e insana preocupación casi exclusiva de demasiados padres por los resultados académicos de sus hijos, llegando a sentirse orgullosos de que estos sean competitivos y contestatarios por su supuesto beneficio en la vida, pero olvidando que saber encarar los problemas no está reñido con respetar al prójimo y más si es responsable de su formación.

La cuestión es que esos padres también parecen ignorar que sus retoños se volverán contra ellos en cuanto no estén de acuerdo con sus orientaciones. De una forma extraordinariamente irresponsable los que ya no somos tan jóvenes, bien por dejadez o intencionadamente, hemos permitido que en nuestra sociedad se suela demonizar y calificar de mojigatas a las muestras de respeto, asociándolas incluso a actitudes autoritarias e incluso dictatoriales.

Esto ha ocasionado que cada vez sean más las personas para las cuales respetar al prójimo se ha convertido en un elemento propio de una cultura trasnochada o –en el mejor de los casos– haya perdido su sentido tradicional pasando a ocupar un plano secundario.

Por desgracia la consecuencia es que bajo estas premisas el respeto comienza a otorgarse solo a aquellas ideas con las que se está de acuerdo y a las personas que “se lo merezcan” por pensar o actuar como nosotros o solo porque nos pueden beneficiar.

En el caso de los niños y los jóvenes esta manera de mostrar el respeto está calando de una forma alarmante. Siempre hay excepciones y esto también vale para aprender malas costumbres, pero de normal ha sido en el seno familiar, con sus padres, donde los hijos han aprendido a respetar y, en general, los más jóvenes lo han hecho con los mayores de su entorno social (especialmente docente).

Esos jóvenes siempre se han creído con derecho a criticar a sus mayores pero al ocupar su lugar se han dado cuenta de que entonces ellos eran los que darían ejemplo, así la formación basada en la actuación del binomio familia-sociedad cerraba un ciclo en el cual el respeto (con sus defectos) siempre ha sido un elemento fundamental. Alterar el valor de la familia en connivencia con la sociedad destruye el respeto y quebranta la convivencia.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN