Cuánta importancia tiene la base y qué poca le damos. Son el futuro próximo. Lo que viene dentro de poco. Y no estamos fomentando nada. Ni educación, ni valores. No los estamos haciendo conscientes de a lo que se enfrentan, del papel que tendrán dentro de unos años. ¿Qué pretendemos? ¿Vivir siempre con el cambio en futuro cuando el cambio está aquí y ahora? En saber actuar, en saber ser, en saber sentir. El cambio está en ti: padres, madres, docentes, entrenadores. También está en mí al escribir todas estas letras que pueden hacerte tomar conciencia. Los niños son fiel reflejo de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que captan en el ambiente. No son aparatos, no nos confundamos. Tampoco pensemos que ellos tienen que conseguir todo lo que nosotros no hayamos conseguido. Y mucho menos, tenemos que someterlos a presión. Los niños tienen que aprender divirtiéndose, tienen que jugar, tienen que errar, tienen que compartir. Siendo siempre partícipes del día a día, de lo que pronto les llegará. Tenemos que enseñarle que cada acción tiene su consecuencia, ya sea positiva o negativa. Tenemos que enseñarles a convivir, a servir a los demás, a construir un mundo mejor. Sí. Un mundo mejor. No es una utopía y con pequeños gestos podemos cambiarlo. Un buenos días, una ayuda a cruzar la carretera a personas mayores, un gracias, admiración por todo lo que cada día nos ponen a nuestro alcance, reciclar todo aquello que consumamos, no desperdiciar luz, agua, gas, respetar el lugar de procedencia y la orientación sexual. Gestos que debemos fomentar y enseñar a los más pequeños. Ellos son el futuro, nosotros, su fiel reflejo.
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