La tesis de Errejón para presentarse a las elecciones generales es un todo o nada. El asunto es que, después de haber afirmado por activa y por pasiva que estaba centrado en Madrid y que no tenía en su horizonte inmediato las generales, necesitaba una buena explicación para cambiar de criterio, y esa explicación es que Más País sumaría al bloque progresista y serviría para desatascar el conflicto negociador; suerte con eso, pero en teoría arrastras los mismos defectos que Unidas Podemos: no tienes experiencia y eres demasiado rojo para el PSOE.
Sumar al bloque progresista, según el criterio de Errejón, es que la suma de partidos como PSOE, Unidas Podemos y Más País (además de otros partidos regionalistas o troceados en regiones, como Equo) arroje más escaños después del 10N. Él mismo ha fundamentado su irrupción en la política nacional en esta apuesta, no en su legítimo derecho a pertenecer a un partido político de ámbito nacional, sin tener que dar mayores explicaciones. Su motivación, de hecho, es parte de la campaña, así como cada una de sus decisiones. Es decir, que la legitimidad de sus decisiones no se basa exclusivamente en su proyecto político, sino en los resultados electorales que obtenga y en cómo estos afecten al equilibrio de poder.
El todo o nada de Errejón, como táctica inicial y cortoplacista puede parecer brillante, pero dado que es un hombre de mente brillante entiendo que también habrá hecho planes en el medio y largo plazo, así que no puedo hacer otra cosa que pensar que no le importan el medio y largo plazo en los términos que él mismo maneja. Es decir, que si él ha justificado el concurso de Más País en ciertas provincias, no porque tenga derecho a ello, sino asegurando que sumará al bloque progresista, nos encontramos ante varios escenarios. El primero es que si la suma de escaños del bloque progresista en esas provincias acaba siendo menor que en las últimas generales, solo se podrá culpar a su iniciativa, a su justificación. El segundo es que no podrá facilitar ningún pacto distinto al propuesto por Unidas Podemos. No podrá incluir a Ciudadanos en sus negociaciones, a no ser que prepare un nuevo giro semántico que justifique que Ciudadanos pertenece al bloque progresista. En estos momentos Errejón no solo está atado por sus propias palabras, lo que debería ser norma para un líder político en un país con más cultura democrática que España, sino por su éxito. ¿Has hecho bien tus deberes, Íñigo? ¿Has calculado bien lo que va a pasar en las provincias en las que te presentas, o más bien, en las que te han echado el cable otras formaciones para que puedas presentarte? ¿En Cádiz, si provocas que Unidas Podemos pierda un escaño, vas a conseguir quedártelo tú, o se irá para Vox o el PP?
Porque de votos no sé cómo andarás, pero de firmas no andas muy bien, y el tema de recoger firmas es una pista sobre el compromiso militante que tienes en un sitio y, sobre todo, sobre las ganas que tiene la gente de ese sitio de que tú te presentes. En Cádiz no te has puesto a prueba y parece que, donde te has puesto a prueba, ganas no había muchas, diga lo que diga la tele; que la tele, parece que sí, pero no vota. Que le pregunten a Rivera.
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