El porcentaje de hogares andaluces que reciclan plástico, vidrio y papel ha aumentado en torno a 20 puntos porcentuales en la última década y se ha triplicado el porcentaje de hogares con energía solar en la vivienda. Estos son algunos de los datos que se desprenden de la Encuesta Social 2018. Hogares y Medio Ambiente en Andalucía del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA).
Además, los resultados apunta a que casi la mitad de la población se muestra muy preocupada por la situación general del medio ambiente, un 29,3% afirma que tiene problemas de malos olores y el 28,8% que tiene problemas de ruidos y 1,9% tiene vehículos híbridos o eléctricos y un 27,6% se ha planteado comprar un vehículo de este tipo en el futuro.
De este modo, según los datos consultados por Europa Press sobre el porcentaje de reciclaje, en 2008 el 64,9% de viviendas reciclaba papel y cartón frente al 85,8% que lo hacían el pasado año, mientras que en el caso de los envases de vidrio el porcentaje ha pasado de 65,5 a 84% una década después. En cuanto a envases de plástico, metálicos y latas, en 2008 reciclaba el 65,7% de hogares y en 2018, el 87,1.
Los comportamientos relacionados con el ahorro de agua también registran un cambio en sentido positivo, aumentando en el porcentaje de hogares en los que se han incorporado hábitos como tener una botella fría en la nevera para no dejar correr el agua --62,9% en 2008 frente a 78,8 el pasado año--, esperar a que estén llenos lavavajillas y lavadora --78,5% frente a 92,6%-- o tener en el cuarto de baño papeleras para no utilizar el inodoro como cubo de basura --74,1 frente a 85,9%--. También ha subido un 20% el número de viviendas que tienen mecanismos limitadores de descarga en cisternas, pasando del 44,5 al 64,5%.
Respecto a las fuentes de energía, se observa un incremento de la utilización en los hogares de fuentes con menor impacto en términos de emisiones de CO2. En este sentido, se ha triplicado el porcentaje de hogares con energía solar en la vivienda --de 3 a 8,9%-- y ha aumentado levemente el uso de gas canalizado. En consonancia con este aumento, desciende en casi 20 puntos --de 77% a 58%-- el uso de fuentes de energía como el butano o el propano.
POBLACIÓN "MUY PREOCUPADA" POR PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES
Esta evolución en las prácticas proambientales de los hogares andaluces concuerdan con el grado de preocupación que afirman tener con la situación general del medio ambiente. En una escala del 1 al 10, en la que el valor más alto significa que están muy preocupados por su situación, casi la mitad de la población se sitúa en los valores más altos (valores 9-10).
Las percepciones sobre los problemas medioambientales varían según el ámbito por el que se pregunte. La preocupación aumenta cuando se trata de evaluar la situación global y disminuye cuando se trata de evaluar la situación en entornos más cercanos como el propio municipio. Así, únicamente el 23,5% y el 23,4% afirman que la situación medioambiental es mala o muy mala en Andalucía y en su municipio de residencia, respectivamente. Esta cifra aumenta al 69,7% cuando se pregunta por la situación en el mundo.
Esta percepción varía según características asociadas al perfil sociodemográfico. Así, a la hora de percibir en mayor o menor grado los problemas en cada uno de estos contextos, el 69,5% de las personas que viven en zonas urbanas califica de muy mala, mala o regular la situación de su municipio de residencia. Mientras estos porcentajes se reducen al 56,9% entre los que viven en zonas de densidad intermedia y al 46,5% entre los que viven en zonas rurales.
Por edades, las mujeres y hombres más jóvenes (16-29 años) son los que presentan una mayor preocupación por la situación medioambiental del mundo (76,1% opina que es mala o muy mala), descendiendo en los grupos de edad de 30-44 años (67,3%), 45-64 (70,1%) y 65 y más años (65,2%).
Por otro lado, aunque la población perciba en menor medida como problemática la situación mediambiental en los ámbitos más cercanos, no impide que detecten factores que empeoran su relación con el entorno en su día a día. Así un 29,3% afirma que tiene problemas de malos olores y el 28,8% que tiene problemas de ruidos.
Los problemas de olores y ruido son mayores en zonas densamente pobladas. El 31,6% de las viviendas situadas en zonas urbanas han sufrido en su entorno problemas de malos olores, afectando al 29% de viviendas en zonas de densidad intermedia y al 21,4% de las situadas en zona rural. Por su parte, los problemas de ruidos afectan principalmente a las ciudades (34,5%) y en menor medida a las zonas rurales (22%) y de densidad intermedia (23,9%).
Estos problemas de olores y ruidos no se registran con la misma intensidad en la población, el porcentaje de viviendas con ingresos mensuales netos superiores a 3.000 euros con problemas de malos olores se sitúa en el 22,7% alcanzando el 31,6% en hogares con ingresos mensuales inferiores a 900 euros. En sentido opuesto, las viviendas con mayores ingresos afirman tener más problemas de ruido (28,6%) que las de menores ingresos (25,7%).
LA PARTICIPACIÓN Y EL CONSUMO PROAMBIENTAL DE LA POBLACIÓN
Además de en las prácticas medioambientales como el reciclaje o las medidas para reducir el consumo de agua, también se percibe una evolución en la concienciación medioambiental de la población de Andalucía a través de otros comportamientos tales como la participación activa en acciones a favor del medioambiente y algunos factores que se tienen presentes a la hora de consumir.
Sobre la participación se percibe un aumento en la última década en acciones como firmar en contra de situaciones que afectan al medioambiente --21,2% en 2008 frente a 32,7 en 2018-- o en la participación en voluntariados --pasa del 5 al 12,1%-- y manifestaciones --del 6,6 a 14,5%--. Por el contrario, la colaboración económica con organizaciones que centran su actividad en preservar el medioambiente apenas ha cambiado.
Estas pautas son transversales en toda la población, si bien las características sociodemográficas permiten comprender en qué sectores se localizan principalmente este tipo de actitudes y comportamientos. Por ejemplo, mientras el porcentaje general de personas que firman en contra de acciones o situaciones perjudiciales para el medio ambiente es del 32,7%, aumenta hasta el 45% entre las personas con estudios universitarios.
Con la misma tendencia que la participación se encuentran algunas actitudes respecto del consumo. Se observa un aumento de la importancia que se otorga a factores como la eficiencia energética --el 77,4% de personas le daba importancia en 2008 frente al 90% ahora--, la etiqueta ecológica --han pasado del 44,9% al 66,0%-- o la proximidad de producción --59,1% frente al 73,6% de 2018--.
En cuanto a las pautas de uso de los vehículos de motor, actualmente, del total de viviendas que los tienen como principal modo de desplazamiento, el 98,1% utilizan un combustible fósil, de los cuales la mayoría son Diesel (61,8%). Un 1,9% tiene vehículos híbridos o eléctricos y un 27,6% se ha planteado comprar un vehículo de este tipo en el futuro, este porcentaje aumenta hasta el 35,4% en los hogares con ingresos mayores (más de 3.000 euros netos al mes).
Respecto de la edad del parque automovilístico, el 44,9% de la población tiene un vehículo principal a motor con más de diez años, si bien esta cifra se reduce hasta el 29,7% entre los hogares de mayores ingresos.
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